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Al pan, pan, y al vino, vino

He leído recientemente dos interesantes artículos acerca de los oscurantismos del lenguaje administrativo y legal. El primero me llegó a través de @andresnin «It’s all about the words   – a vueltas con lenguaje administrativo en #egov también en UK», y habla de los esfuerzos de la Administración Británica para que los ciudadanos entiendan claramente lo que tienen que decirles. El objetivo es que los textos que afectan al ciudadano sean:

  • Fáciles de entender
  • Fáciles de recordar
  • Que sea fácil actuar en consecuencia (cuando sea posible, porque la Administración puede ser complicada)

Y quieren ayudar a sus usuarios-ciudadanos a que entiendan fácilmente:

  • Nuestra información (¿entienden los usuarios que obtienen un beneficio X si lo piden en un plazo de 30 días desde el evento?)
  • Sus derechos, obligaciones, y reglas aplicables
  • Cómo completar sus tareas (transacción, o información)
  • Confiar en la información para que no tengan que verificarlo llamando de nuevo al soporte telefónico

Por otra parte, Sevach ha publicado un artículo titulado «Letrado: Si hubiese aplicado el terdecies habría ganado» que como siempre con notable erudición, pero al mismo tiempo humor, habla del oscurantismo y confusión de los lenguajes legales, hasta el punto que pide «que en los estudios del Grado de Derecho habrá que introducir criptografía o técnica del sudoku«.

Viene esto a cuento de la reciente publicación del “Auto 179/2011, de 13 de diciembre de 2011. Inadmite a trámite la cuestión de inconstitucionalidad 2298-2011, planteada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo núm. 2 de Badajoz en relación con diversos preceptos del Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptan medidas extraordinarias para la reducción del déficit público” del cual extraigo el siguiente párrafo:

De conformidad con dicha doctrina, el concepto de «cuestión notoriamente infundada» del art. 37.1 LOTC encierra un cierto grado de indefinición, el cual se traduce procesalmente en la necesidad de otorgar a este Tribunal un determinado margen de apreciación a la hora de controlar la solidez de la fundamentación de las cuestiones de inconstitucionalidad, de modo que existen supuestos en los que un examen preliminar de las cuestiones de inconstitucionalidad permite apreciar la falta de viabilidad de la cuestión suscitada, sin que ello signifique, necesariamente, que carezca de forma total y absoluta de fundamentación o que ésta resulte arbitraria, pudiendo resultar conveniente en tales casos resolver la cuestión en la primera fase procesal, máxime si su admisión pudiera provocar efectos no deseables, como la paralización de otros procesos en los que resulta aplicable la norma cuestionada (entre otros muchos, AATC 389/1990, de 29 de octubre, FJ 1; 134/1995, de 9 de mayo, FJ 2; 380/1996, de 17 de diciembre, FJ 2; 229/1999, de 28 de septiembre, FJ 2; 119/2000, de 10 de mayo, FJ 2; 46/2001, de 27 de febrero, FJ 2; 269/2003, de 15 de julio, FJ 2; 63/2004, de 24 de febrero, FJ 2; 306/2008, de 7 de octubre, FJ 3; 30/2009, de 27 de enero, FJ 4; y 54/2010, de 19 de mayo, FJ 3; así lo hemos apreciado también en ATC 85/2011, de 7 de junio, que inadmite a trámite la cuestión de inconstitucionalidad planteada por la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional en relación con la redacción dada por el art. 1 del Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, a los arts. 22.4 y 25 de la Ley 26/2009, de 23 de diciembre, de presupuestos generales del Estado para 2010).

Es sólo un ejemplo. El que tenga ánimo y tiempo, puede leerse las 16 páginas de que consta el auto. Yo lo he hecho.

El párrafo antedicho tiene 288 palabras. 1668 caracteres. 11 punto y coma. Un paréntesis abierto y uno cerrado. Un entrecomillado. Un punto y aparte. Esos son los datos.

Decíamos en un artículo anterior que existía una pirámide de Maslow de la información donde en la capa más baja se encontraban los datos, luego la información, luego el conocimiento y luego la sabiduría.

Aparentemente en el párrafo anterior hay muchos datos, debe haber bastante información (al menos 15 referencias normativas) pero del conocimiento no me atrevo a opinar, dado mi carácter lego en el asunto, y menos de la sabiduría que se le debe suponer nada menos que al más alto tribunal que existe en España: el Tribunal Constitucional.

Sin embargo, yo debería de poder comprender sin dificultades este texto, pues me afecta. Me afecta todos los meses en mi nómina, en una cantidad cercana al 8%.

De la lectura del texto, a la que he dedicado más de media hora, podría extraer la conclusión de que el argumento fundamental es que la decisión del gobierno se apoya en una situación de urgente y extrema necesidad, que es el propio gobierno quien decide que la situación es de este tipo y que por lo tanto está justificada, pero se trataría de una interpretación mía, que quizás esté equivocada. Y, ¿quien soy yo para interpretar lo que dice el alto tribunal?.

Lo que sí estoy razonablemente seguro, sin embargo, es de que el Auto deniega que el asunto merezca el juicio y sentencia del alto tribunal. Es decir, que una cuestión que afecta directamente al bolsillo, en cantidades no despreciables, de más de dos millones de trabajadores públicos españoles, no merece ser juzgado por el Tribunal Constitucional, el último garante de la ley y el orden en España.

Y yo digo, no es que dude de tal resolución, no es que la discuta, pero, ¿no tengo al menos el derecho a entenderla?

Si sólo llamáramos al pan, pan, y al vino, vino…

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Directivos públicos: ¿políticos o funcionarios?

En marzo de 2010 se planteaba en este blog, en el artículo «Las tres capas» la existencia de una estructura basada en capas en lo referente al personal y funciones que desempeña su trabajo en la Administración Pública, y que, simplificando mucho, viene a decir que, para el desempeño de las funciones operativa, directiva y ejecutiva, se corresponden con personal contratado de origen laboral, funcionario de carrera y político.

Es importante entender el origen del sistema de designaciones para la cobertura de los puestos de trabajo, ya que el mecanismo actual es un sistema TOP-DOWN, en el cual la capa superior «ejecutiva» de origen político, determina los nombramientos de la capa intermedia «directiva» que puede ser de origen político o funcionario de carrera. Este sistema de designaciones termina ahí, pues para el resto de puestos de trabajo «operativos» existe un sistema diferente, el de concurso de méritos, que generalmente está reservado exclusivamente para personal que ostenta la condición de funcionario.

Existe la opinión, reflejada en diversos debates recientes en la red, de que una parte del problema de la productividad, eficacia y eficiencia de la Administración Pública reside en que la capa directiva no es todo lo eficiente que debería ser, y ello viene derivado del sistema actual de designación; es decir, que el hecho de que un funcionario sea un buen técnico no garantiza que esté igualmente capacitado para una función directiva, incluso en su propio ámbito profesional, e igualmente un buen político tampoco necesariamente va a poder desempeñar con eficacia las labores de gestión en un entorno tan complejo como las Administraciones Públicas.

En realidad, en ambos casos, existe la duda de si el motivo del nombramiento no es su capacidad como directivo, y por tanto su formación y resultados demostrados, lo que le hace ser nombrado, sino su afinidad política o corporativa, o una buena red de contactos adecuadamente mantenida.

La propuesta «A favor de la dirección pública profesional» incide precisamente en éste punto. Específicamente propone un «Proceso de Acreditación y Evaluación de la DPP» así como una «retribución de la DPP acorde a criterios de mercado y con una importante parte variable, asociada a la evaluación del desempeño«.

En abstracto, nadie puede oponerse a estas propuestas. En ese sentido se pronuncia Iñaki Ortiz (y varios de los comentaristas) en su artículo «Sobre la dirección pública profesional«. Sin embargo, todos sabemos que una cosa es la letra de la ley y otra cómo se aplica. En la práctica, esta propuesta supone la apertura de una puerta para la entrada de directivos de fuera de la Administración, como apunta Andrés Nin en su comentario, junto con el hecho de que ya actualmente existe en la LOFAGE una vía de excepción para tales casos, que se utiliza regularmente, para el nombramiento de Directores Generales que no ostentan la condición de funcionario de carrera.

La propuesta de la DPP sin embargo es mucho más ambiciosa; podría alcanzar en la práctica a todos los niveles de libre designación de la Administración Pública. Y no podemos obviar que ya existen en la Administración cuerpos de carácter horizontal creados expresamente para cubrir esa función directiva, como el Cuerpo de Administradores Civiles del Estado, conocidos como TAC, o el propio Cuerpo de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del Estado, abreviadamente llamados TIC.

La existencia de otra vía de entrada, fuera de la carrera funcionarial, para los puestos directivos, supondría cuestionar el modelo actual que ha dado origen a estos cuerpos horizontales. Y es importante señalar que los procesos de selección de personas que aspiran a obtener la condición de funcionarios del más alto nivel, son procesos difíciles pero al mismo tiempo transparentes y cuentan con las mayores garantías.

Y como muy bien señala Andrés, no se trata de cuerpos cerrados: cualquier persona puede presentarse a las oposiciones, y en muchos casos obtienen plaza aquellos que ya tienen una dilatada carrera profesional en el sector privado (en mi caso estuve trabajando 12 años para la empresa privada).

Una última cuestión reside en el hecho de que la entrada de directivos provenientes de la empresa privada podría inducir a pensar (y así se promueve en algunos circulos) que el modelo de gestión privada es el que ha de aplicarse en la Administración, y que por tanto esa circunstancia no solo debe ser posible sino incluso deseable. Pero para mi, la naturaleza de la actividad de la empresa privada es la obtención de beneficio económico (completamente legítimo, por otra parte) pero no es la naturaleza de la Administración Pública, la cual está claramente en otro plano.

De modo que la cuestion no es ni mucho menos simple, y aún no tengo una opinión definida. Pero comparto mis dudas, por si alguien puede aportame alguna luz.

En fin, ahí os dejo una reflexión en forma de chiste sobre el tema, sacada del blog de Habilitados Estatales:

————

El Ministro de AAPP está un día pensativo en el despacho cuando entra el Subsecretario que le pregunta: “Sr. Ministro, ¿qué le ocurre esta mañana que ni siquiera ha cogido el periódico?”.

Contesta el Ministro: “verás, es que estoy inquieto porque no sé si hacer el amor con mi mujer es trabajo o placer”.

El Subsecretario se queda también muy pensativo y decide ir a preguntar al Secretario General.

“Oye, el Ministro no sabe si hacer el amor con su mujer es placer o trabajo, ¿tú qué opinas?”, el Secretario General tampoco sabe cómo responder y decide preguntar al Director General: “Verás, estaba el Ministro hablando con el Subsecretario y no saben si hacer el amor con su mujer es placer o trabajo, ¿qué te parece a ti?.

El Director General no tiene ni idea, pero tiene la brillante idea de preguntar al Subdirector: “¿Tienes un minuto?, es que el Ministro se ha levantado esta mañana preocupado porque no sabe si hacer el amor a su mujer es placer o trabajo… ¿qué piensas?.

El Subdirector tampoco sabe como desvelar la incógnita cuando pasaba por allí un auxiliar administrativo cargado con 20 dosieres para fotocopiar y enviar uno a cada Dirección General del Ministerio antes de 5 minutos, porque se lo había pedido el Jefe de su Sección ¡¡con carácter urgente!!… y el Subdirector le interrumpe el paso mientras se acaricia la barbilla y le pregunta: “Oye chaval! a ver a ti qué te parece… el Ministro se levantó hoy inquieto porque no sabe si hacer el amor con su mujer es placer o trabajo… ¿qué se te ocurre?.

Y responde el auxiliar: “Pues verá señor, estoy seguro de que será placer, porque si de trabajo se tratase… ¡me la tendría que tirar yo!”.

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Funcionario Mejora de la Administración

Mis deseos para 2012

Con el nuevo año, llegan cambios. Tiempos de investidura y nueva legislatura. En tiempos procelosos, el futuro es más incierto que nunca y por ello lo escrutamos más que nunca. En OGOV han iniciado una encuesta denominada Predicciones para 2012 en Administración Pública y redes sociales.

Obviamente, estas predicciones son en su mayor parte deseos. Como predicciones son difusas y generalmente difíciles de verificar, ya que emplean un lenguaje políticamente correcto: «Empezaremos a ver tímidos avances…», «perfeccionaremos la idea…», » un uso más intensivo y eficiente…». Como dice Lofti Zadeh, el padre de la lógica difusa:

“A medida que los sistemas se hacen más complejos, la posibilidad de hacer sobre este sistema afirmaciones que sean simultáneamente precisas y significativas disminuye”

Así que, las predicciones no sólo no son fáciles, sino que fundamentalmente son inútiles, o dicho en otras palabras, resulta una falacia pretender que se puede conocer el futuro (¡aunque siempre se pueden hacer apuestas!). Lo que no impide que podamos, y debamos, prepararnos para el futuro: prepararnos para la incertidumbre que el futuro nos depara.

En fin, dicho esto, voy a expresar mis deseos, en el ámbito de las Administraciones Públicas, para 2012.

La Administración en cada bolsillo

A ver, no se me malinterprete: no me refiero al bolsillo de las «pelas» sino al bolsillo donde llevamos el móvil.

En la jornada sobre Redes Sociales y Web 2.0 en las Administraciones Públicas del pasado viernes quedó bien claro. A nivel mundial, el uso de las aplicaciones móviles aumenta mucho más rápidamente que las aplicaciones tradicionales web. Pero es que, además, España es uno de los países de la UE con mayor tasa de penetración de líneas telefónicas móviles y con mayor extensión y calidad de la cobertura 3G.

Como consecuencia, no es de extrañar que actualmente España se sitúe a la cabeza de Europa en el uso de redes sociales a través de dispositivos móviles. Como país latino que somos, y disponiendo de un clima mas benigno que los europeos del norte, estamos más en la calle, liderando a nivel europeo el acceso en movilidad  a la red y a sus servicios.

La Administración Pública pública no puede quedarse fuera de esta clarísima tendencia. Así, hace poco se ha anunciado la aplicación móvil `eAdmon: Todos los servicios en tu mano´, disponible para  iOS y Android. Es la línea en la que tenemos que trabajar. Y conseguir que realmente los servicios de las AAPP estén en la mano de los ciudadanos y que los ciudadanos las utilicen.

La Administración inteligente

A los lectores habituales de este blog, esta expresión les sonará. Lo venimos diciendo: hay que hacer cambios; hay que hacer ajustes. Sí. Pero de manera inteligente.

La inteligencia es la herramienta esencial del ser humano. Desde que nuestros antepasados evolucionaron descubriendo y aprendiendo el uso del fuego y de los materiales, la aplicación de la inteligencia ha sido lo que ha permitido a la raza humana progresar y distinguirse del resto de seres que pueblan el planeta. La capacidad de prever, de planificar, de construir y de vivir en un entorno de medios limitados, ha sido posible gracias a ese don mágico: la inteligencia.

Aplicar la inteligencia supone pensar antes de actuar; supone evaluar opciones; supone tomar decisiones, pero siempre basadas en un análisis previo.

La inteligencia no sólo se aplica en las grandes decisiones. Multitud de situaciones cotidianas precisan de inteligencia. No sólo se aplica a los grandes cargos: todo trabajador debe aplicar la inteligencia en su trabajo, en su día a día.

De modo que eso es todo lo que pido: que la Administración se comporte de manera inteligente. Que no demos por sentadas las cosas «porque siempre han sido así» o «porque todo el mundo lo hace». Que revisemos cada proceso, cada trámite, cada situación con la visión puesta en cómo se puede mejorar.

El camino de mejora no es una opción. Todo lo que existe, todo lo que hacemos, es susceptible de mejorar, va a mejorar. Va a mejorar o desaparecer. Apliquemos la inteligencia para mejorar: es nuestra única salida.

La Administración de las personas

De este modo llego a mi tercer deseo: poner las personas por delante de todo lo demás.

En un artículo reciente titulado «Las diez razones principales por las que las grandes compañías fallan en conservar sus mejores talentos» se dice:

Los mejores talentos no están interesados por el dinero o el poder, sino por la oportunidad de ser parte de algo grande, que cambiará el mundo, y por lo cual ellos pueden realmente apasionarse.

Yo creo que esto se puede aplicar a todas las personas. Y en el caso de las Administraciones Públicas, es especialmente acusada la tendencia a la despersonalización, a la difuminación de las personas en la nube de la burocracia, del organigrama y del Boletín Oficial.

Pero a mí me parece que algo esta cambiando en el mundo. El fenómeno de las redes sociales no es un fenómeno casual, temporal o menor. Está aquí para quedarse. Además, es un fenómeno social, no tecnológico, y es necesario ese punto de partida para entender todo lo demás.

En lo que se refiere a las Administraciones Públicas,el fenómeno de las redes sociales va a cambiar la forma en que las Administraciones se relacionan con los ciudadanos. En primer lugar, en una red social, los participantes esperan encontrar personas. Las relaciones se establecerán de forma más estrecha con aquellas identidades que sean personas (o lo parezcan) y se comporten como tales. En segundo lugar, las jerarquías desaparecen, las relaciones son de igual a igual. Y en tercer lugar, las relaciones ya no son unidireccionales. Son bidireccionales, las interacciones no son del tipo «yo digo y tú escuchas» sino del tipo «yo hablo y escucho lo que me contestas».

Todo esto cambiará la forma en que las Administraciones, las Instituciones de cualquier tipo, se relacionan con la sociedad. Pasará a ser una relación entre ciudadanos y empleados públicos. Es un fenómeno que no podemos ignorar, puesto que ya está pasando. Incluso tiene un nombre «Empowerment«, que yo lo traduzco como apoderamiento, o sea la toma del poder por las personas, que deben dejar de ser consideradas simples números.

Y para terminar, una reflexión acerca del talento y la habilidad de las personas, proveniente de Will Smith (sí, el de «Men in Black»):

La diferencia entre talento y habilidad es uno de los conceptos peor entendidos para las personas que están tratando de sobresalir, que tienen sueños, que quieren hacer cosas.

El talento lo tienes naturalmente. La habilidad sólo se desarrolla a través de horas, y horas, y horas de dedicarte a tu actividad.

No me considero una persona especialmente talentosa. En lo que destaco es en una ridícula… enfermiza… ETICA DE TRABAJO.

Mientras los demás duermen, yo estoy trabajando. Mientras los demás comen, yo estoy trabajando.

No hay un modo fácil de hacerlo. No importa cuanto talento tengas, tu talento te va a fallar si no estás capacitado, si no estudias, si no trabajas realmente duro y no te dedicas a ser mejor cada día, nunca serás capaz de comunicar a la gente del modo que quieres.

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Un funcionario TIC

Como quizás sepáis, ayer la Fundación Astic me concedió un premio por mi trabajo de edición de publicaciones y redes sociales. A continuación reproduzco las palabras que tenía preparadas para la recogida del premio, aunque finalmente sólo pronunciase una versión muy abreviada. Esta podríamos decir que es la versión «director’s cut» del discurso.

Buenas noches a todos. A la hora de agradecer este premio «al Funcionario TIC por su aportación a la difusión TIC mediante la edición de  publicaciones y las redes sociales«, que la Fundación ASTIC me ha otorgado, desde luego me asalta la tentación de hablar precisamente de la importancia de las redes sociales en la Administración Pública. Pero, para el que desee saber mi opinión, le recomiendo que lea el artículo publicado en mi blog al respecto en junio de 2010, «Las Administraciones ante las Redes Sociales». En su lugar, me vais a permitir que entienda que este premio no va dirigido a mi persona, sino que, precisamente por la filosofía de la WEB 2.0, en la que la construcción del conocimiento se realiza de abajo hacia arriba, el premio se me entrega en representación de todos aquellos que han construido y están construyendo cada día la participación pública en este nuevo y bullicioso mundo.

En primer el premio debe ser compartido con los que han sido mis grandes maestros y referencia en los comienzos de mi participación es : Iñaki Ortiz y Alberto Ortiz de Zárate, quienes desde su BLOG «Administraciones en Red» han liderado durante muchos años la Blogosfera Pública; también Rafa Chamorro, Sociedad en Red, ha sido para mí lectura obligada durante mucho tiempo. A Rafa, a Iñaki y a Alorza, sólo les puedo decir desde aquí que se les echa de menos. A ver si sus apretadas agendas les dejan un hueco y vuelven a la brecha pronto.

Este premio va sin duda dirigido también a Montaña Merchán que me envió la invitación que recibí de participar en su blog Voz y Voto. Ahí, casi con un papel de becario, me estrené: como todos los comienzos, se juntan necesariamente brillantes aportaciones con torpezas que pido se me perdonen. Escribir y publicar ideas y propuestas siempre es arriesgado, pero eso es también parte de nuestro trabajo. El tiempo y los avatares han conducido a que, desde finales de 2008, los caminos blogueros de Montaña y míos se separasen, y desde entonces mantengo mi propio blog, eFuncionario. Tanto Montaña como yo seguimos en la brecha, todavía, a pesar de los inevitables altibajos, y espero que podamos seguir mucho tiempo.

También va para otros compañeros que quiero citar, aún a riesgo de que sean todos los que están pero no estén todos los que son. Oscar Cortés que escribe en Ipúblic@,  Andrés Nin que escribe Apuntes Electrónicos, y Andrés Pastor de Crisol TIC. Y blogs que no son estrictamente de tecnología pero si de temas de mucho interés por su difusión de aspectos legales y judiciales, como Contencioso de Jose Manuel Chaves, gestión de fondos públicos como Fiscalización de Antonio Arias Rodriguez, o tributarios como Procedimientos Telemáticos de Bartolomé Borrego Zabala .

Del mismo modo tenemos que hablar de todos los que participan y colaboran, de forma visible o invisible, en dar vida a la red: leyendo, tuiteando o retuiteando informaciones u opiniones, escribiendo comentarios, aportando ideas o críticas,  y en algunos casos colaborando en la redacción de los artículos antes de su publicación. De este modo quiero citar expresamente a Victoria, Gregorio, David, Montaña y Jose Luis, los cuales deben considerarse co-autores de los tres artículos recientemente publicados en eFuncionario con propuestas estratégicas para la mejora de la Administración a través de las Tecnologías de la Información.

Si os habéis fijado, hasta ahora he hablado mucho de las personas pero no de las Instituciones a las cuales pertenecemos cada uno de nosotros. Las Instituciones, los Ministerios, las Agencias y las Subdirecciones son importantes. Pero las instituciones son importantes en tanto en cuanto sirven a las personas, y no al revés. Cuando empecé a escribir en eFuncionario, recibí un comentario de Antonio Arias diciendo: «…tienes en tus manos un potente arma de construcción masiva». Me gusta pensar que el arma al que se refiere Antonio no es el blog, ni las manos son las mías. El arma son las Tecnologías de la Información, y las manos son las vuestras: las manos de los profesionales de las TI de la Administración.

Estamos en una época de cambios. Este es un momento importante y crítico. Los profesionales de TI de la Administración, vosotros, tenéis el poder y el deber de usar vuestros conocimientos, vuestro criterio y vuestra voluntad, y a través de vuestra función de responsabilidad de gestión de las TI, conseguir mejorar las Administraciones y los servicios que prestan a los ciudadanos. Es es el arma más importante que está en vuestras manos. Es vuestro poder, y es también vuestra obligación, usarla de la mejor manera posible.

Para rematar, una cita de Don Meyer, entrenador de baloncesto americano: «Las mejores estrategias consisten en un grupo de gente trabajando mucho, trabajando juntos, y sin preocuparse de quién cosechará los elogios«.

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¿Qué es la productividad (del empleado público)?

A finales de agosto, una serpiente de verano (aunque no la última) recorrió la red: el gobierno estaba pensando en bajar de nuevo la productividad de los funcionarios. Se refería, por supuesto, a bajar el importe del complemento de productividad. Para los no iniciados, recomiendo la lectura de  un excelente artículo que Sevach escribió  hace poco más de un año titulado Del complemento de productividad bajo libertad vigilada donde pasa revista a las dificultades de aplicación de forma objetiva tan escurridizo concepto.

El artículo de Sevach desde luego pone el dedo en la llaga: definir “el especial rendimiento, la actividad y la dedicación extraordinaria, el interés o iniciativa con que se desempeñen los puestos de trabajo, siempre que redunden en mejorar el resultado del mismo” con parámetros objetivos es prácticamente una misión imposible. De modo que, finalmente, el complemento de productividad se viene estableciendo en la mayor parte de los casos como una cantidad que se calcula según una doble variable, el nivel de un determinado puesto de trabajo y el horario del mismo.

Según una interpretación simplista, aunque aparentemente paradójica, si se baja la productividad de los funcionarios (el complemento de productividad, en realidad), estamos aumentando la productividad real de los funcionarios, pues estarán trabajando lo mismo (nivel/horario), pero cobrando menos. O sea, son más productivos.

Este mismo el razonamiento está detrás de la decisión de la Comunidad de Madrid de aumentar las horas lectivas semanales de los profesores. Si consideramos que las horas lectivas son la variable que determina el «output» (resultado) del trabajo de estos profesionales, y si aumentamos el «output» manteniendo el «input» (su sueldo), en realidad están siendo más productivos. ¿Razonamiento impecable?. Veremos.

Estas consideraciones nos llevan a hacernos la siguiente pregunta: ¿Podemos medir la productividad del empleado público?. La cual nos lleva irremediablemente a preguntarnos ¿Qué es realmente la productividad?. Como veremos, la productividad no es una sola cosa sino muchas y muy diferentes.

Santa Wikipedia define productividad como «la relación entre la producción obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción«.

Esta definición es de aplicación relativamente simple en una empresa, o también en algunos de sus procesos productivos, pues basta con convertir los recursos y la producción a términos monetarios, lo cual forma parte de la actividad diaria  de la organización. Sin embargo, resulta de aplicación mucho más difícil en las Administraciones Públicas (y en general en las actividades sectoriales «de no mercado»), pues, siendo posible calcular el coste de los recursos empleados (los «inputs») es mucho más difícil calcular, en términos monetarios, los resultados (los «outputs»), pues habitualmente los servicios de las AAPP no se venden, se prestan, sin que el ciudadano tenga que realizar un pago a cambio. Esto es así por ejemplo en la educación, en la sanidad, en la justicia…

Y ello a pesar de los intentos de «visualizar» al ciudadano el valor de los servicios que recibe sin pagar, como la que hace poco empezaba en la Cirugía Mayor Ambulatoria de La Paz de Madrid entregando facturas informativas por los servicios prestados. Porque, incluso en este caso, ¿cómo calculan estas facturas?. ¿Se trata de una repercusión de costes, directos e indirectos de los servicios?, o más bien, ¿una estimación de precios de mercado basado en servicios similares del  sector privado?

En el primer caso, la productividad del servicio de Cirugía Mayor de La Paz sería exactamente 1 (la unidad), que es lo que habitualmente se atribuye a los servicios públicos. Pero en el segundo caso, la hipotética productividad sería una cifra (precio de la factura / costes de recursos) fundamentalmente errónea, pues es dudoso que el paciente del servicio público hubiese en cualquier caso acudido a la sanidad privada por ese coste para el mismo servicio.

Así, en el proceso de estudio que he realizado al escribir este artículo, he dado con un artículo de Antonio Arias, fechado en el 2007, y titulado La productividad del funcionario. El artículo, cuya lectura recomiendo, hace una referencia al libro La Administración Pública que España necesita ( el cual se puede descargar íntegramente en PDF). Este libro aborda de manera decidida una serie de propuestas para la mejora de la productividad del sector público español, con especial hincapié en el uso de las TI para mejorar esa productividad. Hasta ahí, completamente de acuerdo. Sin embargo, en la página 25 dice:

Este marco de análisis no está exento de cautelas, sobre todo por el sentido mismo de la medida de la «productividad» del sector público. Muchas de sus actividades no son cuantificables, como la diplomacia, la justicia o la defensa. Además, incluso en aquellos casos en que esta actuación se puede cuantificar (como la sanidad o la educación), habitualmente no se puede convertir en valor añadido al ser «servicios de no mercado» y no disponerse de la variable precios, lo que distorsiona el análisis de la productividad. Así, por ejemplo, en el caso de la sanidad, el número de pacientes tratados sería un indicador obvio de su output.

Ello implicaría que cuantos más pacientes se traten, más productivo sería el sector. En cambio, para la sociedad sería más adecuado analizar el impacto de los tratamientos sobre la esperanza y la calidad de vida de los ciudadanos, desde una perspectiva intertemporal. La complejidad de estas alternativas explica que en la mayoría de sistemas estadísticos internacionales el output se mida en función de los inputs, esto es, su actividad se tiende a medir en función del coste imputado en la provisión del servicio.

Como consecuencia, es habitual que el debate público se centre en una discusión sobre cómo reducir los costes (cómo reducir el gasto en la plantilla de médicos, en el ejemplo citado), en lugar de sobre cómo proveer a los ciudadanos de los servicios que demandan.

Vamos a explicar un poco lo que quieren decir estos párrafos.

En macroeconomía, es corriente utilizar una definición de productividad muy particular, que es el «GDP per hour worked«, o sea el PIB dividido por el total de horas trabajadas en un país. En estos términos se dan los indicadores de productividad de la OCDE, como el que muestra la propia Wikipedia:

Productividad por paises en 2007, según OCDE

Al leer este gráfico, debemos interpretar que, en promedio, cada hora trabajada en España en 2007 generaba producto por valor de 41 dolares USA. Esta medida de la productividad tiene la virtud de que permite comparar de forma fácil a los diversos países entre sí, y de este modo es como se usa, tanto por los economistas, los políticos, y los medios de comunicación.

Pero hay que ser muy cuidadoso cuando aplicamos este indicador a las AAPP. Como ya vimos antes, en este caso, los valores no reflejan el resultado del trabajo de los funcionarios, sino su coste (directo e indirecto). Según los estudios de la Universidad de Groningen, en los que se basa el estudio «la Administración Pública que España necesita», en efecto la inclusión de los «servicios de no mercado», que incluyen los prestados por las AAPP, en el cálculo de la productividad macroeconómica tiene un fuerte efecto distorsionador del indicador. (véase GGDC Productivity Level Database: International Comparisons of Output, Inputs and Productivity at the Industry Level, Research Memorandum GD-104, páginas 33 y 43).

Esto significa que, si, por ejemplo, bajamos el sueldo de los funcionarios, la productividad de las AAPP (medida según el indicador OCDE «dólares por hora trabajada») baja, cuando intuitivamente debería subir, pues se supone que se sigue prestando el mismo servicio con un menor coste.

En realidad, la productividad de los funcionarios de la AGE, medida con criterios microeconómicos, que son los que intuitivamente entendemos todos, ya lleva tiempo aumentando. Y esto es así porque las políticas de reducción de personal funcionario, desde hace ya varios años (por ejemplo se puede ver en la oferta de empleo público para 2011), hace que a medida que pasa el tiempo se disponga cada vez de menos personas para hacer el mismo trabajo, lo cual es también un aumento de productividad neta, ya que se han reducido los costes.

En definitiva, y para concluir este largo artículo pos-vacacional, mis conclusiones:

  • Hay que desconfiar de cualquier artículo, informe, declaración, ley o comentario que hable de la productividad de los funcionarios, y especialmente si da cifras, puesto que:
  • No existe ningún indicador fiable de productividad de los servicios, o del personal que los presta, que sea homologable entre las distintas Administraciones Públicas, y menos aún en comparación con las industrias o empresas de una nación.
  • Pero a pesar de ello es especialmente importante abordar de una vez una auténtica medida de la productividad de las Administraciones Públicas, de sus procesos, que generan servicios públicos, y de los propios empleados públicos, ya que es la única forma en que podemos de verdad mejorar la productividad en las AAPP en todas las diversas facetas y sabores, en lugar de limitarnos a bajar los sueldos, la plantilla, o los medios, y dar por mejorada automáticamente una supuesta productividad que no mide los resultados del servicio público.
  • Dicho esto, reconozco que es muy difícil. Desde luego las medidas de productividad significativas no serán homologables entre diversos sectores, como pueden ser, sanidad, educación o justicia; porque no se pueden establecer en términos monetarios, sino en valores que reflejen la cantidad y calidad de los servicios prestados, la facilidad de acceso a los mismos, los plazos en los que se prestan estos servicios, etc, etc.
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Funcionario Mejora de la Administración Tecnologías de la Información

Las posibilidades del Teletrabajo en las AAPP

Una de las posibilidades que ofrece la tecnología para mejorar la productividad de los empleados, reducir costes, y al mismo tiempo ayudar a conseguir lo que algunos llaman «La mejora del retorno en la vida» es el Teletrabajo. De los muchos estudios recientes al uso, el más serio que he encontrado se denomina Telework in the European Union, y en él se reflejan interesantes informaciones:

  • El teletrabajo es un fenómeno en constante crecimiento, habiéndose incrementado desde un 5% en 2000 hasta un 7% en 2005 el número de empleados que teletrabajan un mínimo de un 25% de su tiempo.
  • En el caso de España el incremento fué mayor, desde menos de un 2% en 2000 hasta un 7% en 2005
  • España está a un nivel similar a la media europea en la implantación del teletrabajo.
  • La implantación del teletrabajo en las Administraciones Públicas a nivel europeo también se sitúa en la media (el famoso 7% de teletrabajo parcial)

No cabe duda de que, en principio, muchas tareas que realizan las Administraciones Públicas parecen especialmente apropiadas para ser realizadas en modo teletrabajo, ya que se trata de operaciones completamente informatizables, cuya realización es medible y tasable, y que, dadas unas instrucciones y normas claras, su realización se puede llevar a cabo con un alto grado de autonomía por el empleado público. En los dos últimos destinos que he desempeñado como funcionario se desarrollaban tareas cuya realización se adapta perfectamente a un modelo de teletrabajo: la gestión y evaluación de expedientes de subvenciones del Plan Avanza, y los procedimientos de examen de Patentes y Marcas, son buenos ejemplos de ello.

Si esto es así, ¿porqué aún no se está aplicando de forma generalizada el Teletrabajo en las Administraciones Públicas?

Nos recordaba hace poco Andrés Nin que fué Jordi Sevilla el principal impulsor del teletrabajo en la Administración General del Estado, en primer lugar mediante la publicación de la ORDEN APU/1981/2006, de 21 de junio, por la que se promueve la implantación de programas piloto de teletrabajo en los departamentos ministeriales, en la que se realiza la definición de teletrabajo siguiente:

A los efectos de esta Orden, se entenderá por teletrabajo toda modalidad de prestación de servicios de carácter no presencial en virtud de la cual un empleado de la Administración General del Estado puede desarrollar parte de su jornada laboral mediante el uso de medios telemáticos desde su propio domicilio, siempre que las necesidades del servicio lo permitan y en el marco de la política de conciliación de la vida personal y familiar y laboral de los empleados públicos.”

A raíz de esa orden, en septiembre de 2006, se publica el MANUAL PARA LA IMPLANTACIÓN DE PROGRAMAS PILOTO DE TELETRABAJO EN LA ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO

La Ley 11/2007 incluyó una disposición por la cual El MAP, en colaboración con los MEH, MITYC y MTAS, debían regular antes del 1 de marzo de 2008 las condiciones del teletrabajo en la Administración General del Estado,pero desgraciadamente, esta regulación todavía no se ha producido en España.

Es conocido que el teletrabajo puede ofrecer numerosas ventajas, tanto para la empresa como para el trabajador, e incluso beneficios para la sociedad en general:

  • Ahorros para las empresas de costes de edificios e infraestructuras.
  • Mejora de la productividad de los empleados gracias a la introducción de un modo de trabajo por objetivos, alejado del mero presencialismo.
  • Mejora de la disponibilidad de los trabajadores para trabajar (tormentas de nieve que impiden ir al trabajo, huelgas de transportes, etc.)
  • Mejora de la calidad de vida de los trabajadores (ahorro de tiempo y costes de desplazamiento) lo que genera mayor productividad y satisfacción con la empresa.
  • Beneficio social: Sostenibilidad a través de la utilización de tecnología para reducir las emisiones de CO2. Aprovechamiento de infraestructurass, carreteras, etc. Reducción de los atascos.

En la wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Teletrabajo) se señalan otras ventajas y desventajas del teletrabajo.

Efectivamente, en USA han tomado la delantera, no sólo con la firma por Obama el 9 de diciembre de 2010 del “The Telework Enhancement Act of 2010” (Public Law No: 111–292), sino con el lanzamiento sendas experiencias de teletrabajo en cuatro agencias federales, recogidas en el informe Implementing Telework: Lessons Learned from Four Federal Agencies. Las principales recomendaciones de este informe son:

Establecimiento de planes y políticas

  • Recomendación uno: Los organismos deben desarrollar  un Plan integral de teletrabajo para su organización antes de julio de 2011.

  • Recomendación dos: Los organismos deben desarrollar políticas de teletrabajo claras y por escrito y acuerdos de teletrabajo.

  • Recomendación tres: La formación para empleados y directivos debe recibir prioridad en la aplicación de la nueva ley.

Administrar en un entorno de teletrabajo

  • Recomendación cuatro: Los organismos deben desarrollar medidas eficaces para asegurar el rendimiento [de los teletrabajadores].

  • Recomendación cinco: los gestores deben basar evaluaciones individuales basadas en rendimiento, no en presencia.

  • Recomendación seis: los organismos deben poner mayor atención en la «gestión por resultados«, y los gestores tendrán que administrar de forma proactiva.

  • Recomendación siete: Los gestores deben supervisar  el rendimiento de los empleados basado en resultados medibles.

  • Recomendación ocho: Los gestores deben adoptar un estilo de gestión más proactiva e «incluyente».

Proporcionar tecnología para teletrabajadores

  • Recomendación nueve: Los organismos deberían incluir el coste de las tecnologías para teletrabajo en los presupuestos, pero deben permitir a los empleados utilizar sus propios equipos cuando sea práctico.

  • Recomendación diez: los organismos deben concentrarse en las cuestiones de seguridad cuando apliquen las nuevas políticas de teletrabajo.

¿Es posible el teletrabajo en la Administración Española, aunque no se disponga de una ley reguladora como en el caso de USA?. Por supuesto. Aunque no necesariamente vaya a ser fácil, y al menos al principio no podrá ser desarrollado de forma generalizada.

El principal escollo será sin duda el cambio de la concepción de una gestión de los trabajadores orientada a la presencia (física) a una gestión basada en resultados, con independencia de la presencia física (o virtual). Hace poco, en un programa de la tele, el Follonero criticaba la costumbre de tomar café de los funcionarios. Si el resultado de su trabajo se midiese con independencia de donde o cuando se toma un café el funcionario, tal crítica no tendría ningún sentido.

Así pues el teletrabajo se podrá implementar en primer lugar en los tipos de trabajos o funciones que:

  • Tengan bien definidas sus actividades
  • Las operaciones a realizar puedan ser realizadas todas «electrónicamente»
  • Se pueda cuantificar la ejecución de su trabajo según métricas de resultados que sean principalmente de carácter objetivo, no ligadas al tiempo empleado en realizarlas.

Está claro que el alejamiento físico del teletrabajador implica mayor independencia y también tiene riesgos. No todo va a salir bien, ni va a ser igualmente adecuado para unas personas como para otras.

Por eso es buena idea comenzar proyectos piloto de teletrabajo, que vayan abordando poco a poco las posibilidades y que vayan ampliándose a medida que se comprueben los resultados positivos y se vayan resolviendo los problemas que se planteen.

Para terminar, os ofrezco un pequeño análisis DAFO sobre las posibilidades del teletrabajo en las AAPP:

Teletrabajo en las AAPP

Fortalezas Oportunidades
  • La materia prima de las AAPP es, con mucha frecuencia, la información
  • Generalmente, las funciones están bien definidas
  • Existen numerosas tareas administrativas medibles y tasables
  • Muchas unidades administrativas tienen un nivel de implantación tecnológica suficientemente avanzado para permitir la implantación del teletrabajo
  • Aumento de la productividad, la eficiencia y el rendimiento
  • Reducción de costes
  • Mejora del retorno personal de los empleados públicos
  • Ejemplificación de las posibilidades del teletrabajo y de la forma de aprovecharlas para el resto de organizaciones y empresas españolas
Debilidades Amenazas
  • Gestión del trabajo orientado a presencia, no a resultados
  • Temor a perder el control de los empleados si no acuden a la oficina
  • Coste de infraestructuras y dispersión de centros de cálculo de las AAPP
  • Dificultad de mejora de productividad de los trabajadores si no se orienta a resultados
  • No todos los empleados pueden aprovechar por igual las ventajas del teletrabajo.
  • Presión hacia la externalización de servicios, con la justificación de que un servicio externalizado es más productivo
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Administración Electrónica DNIe Economía Funcionario web 2.0

10 temas clave en 2010

Esta es mi selección de temas clave que han marcado el año 2010 en el terreno de la aplicación de la tecnología a las Administraciones, siempre por supuesto desde la óptica de este blog, y tratados por orden cronológico de aparición en los diversos artículos mencionados.

1. Legislación y Normativa: El 1 de enero de 2010, pasamos el rubicón de «la disponibilidad on-line obligatoria de todos los trámites administrativos de la AGE», aunque algunos de ellos gracias a trucos de magia dignos del mismísimo Houdini. Además, se publican  el Esquema Nacional de Seguridad y el Esquema Nacional de Interoperabilidad, comentados en éste blog. Además, el año ha venido marcado por la creación y publicación en BOE  de las Sedes Electrónicas con sus correspondientes Registros Electrónicos, al cumplirse los plazos establecidos en el RD 1671/2009, de desarrollo de la LAECSP. A finales de 2010, dentro de la serie dedicada a publicar el material formativo de un curso sobre Administración Electrónica en la OEPM, se incluye una presentación con Una breve historia legislativa de la Administración Electrónica.

2. Eventos: Este año se ha celebrado el Tecnimap 2010. Hay voces que discuten la utilidad de este tipo de eventos, y más en un contexto de crisis, porque no se terminan de abordar de verdad las cuestiones espinosas, y se dedican en exceso a las mutuas alabanzas de «lo bien que lo hemos hecho». Pero yo siempre digo que un evento importante es movilizador porque establece fechas claves para la puesta en común, y acelera el intercambio y la creación de redes. A mi me sirvió para desvirtualizar a varios de mis compañeros de la blogosfera, y lo doy por bien empleado.

3. Tecnología: El DNI electrónico no termina de arrancar. Diversos problemas de usabilidad y de concepción del producto lastran su aplicación y utilidad real para los ciudadanos. Curiosamente, este artículo es uno de los menos comentados pero de los mas leidos de éste blog. Es que la palabra «problemas» siempre atrae…

4. Modelos de Gestión: Comienza un año de reflexiones sobre el funcionario y la tecnología y su papel dentro de la administración y de la sociedad, y propongo un modelo de tres capas para su análisis. Las dudas filosóficas alcanzan también a nuestro trabajo: ¿Existe la Administración Electrónica?. En base a mi experiencia en diversas unidades TIC de las Administraciones e inspirado por la aparición de modelos de negocio enfocados al servicio, confecciono Un modelo de referencia para la provisión de servicios TIC en la AGE

5. El papel del funcionario: En medio de todas estas reflexiones, publico la serie 10 ideas para blogger funcionarios, presentada y expuesta en el TecniMap 2010. Se anuncian varias huelgas, para las que se nombran Servicios mínimos. A lo largo del año se produce una progresiva toma de conciencia que culmina con el Manifiesto Funkzionata, subtitulado «funcionarios emprendedores«.

6. Redes Sociales El debate sobre la Web 2.0 se ha centrado este año en varias reflexiones en torno al papel de Las Administraciones ante las redes sociales, y la figura del  Community Manager, que según mi planteamiento no tendrá sentido en las Administraciones hasta que éstas sepan cómo a gestionar la Marca en las AAPP

7. Ahorro en un contexto de Crisis. Podemos decir sin temor a equivocarnos que este ha sido el tema estrella del año. Por supuesto ha aparecido de manera colateral en alguno de los asuntos anteriores, pero además es el tema central de numerosos artículos, entre ellos los siguientes:

8. Algunos casos de éxito: De vez en cuando hay que mencionar algunos ejemplos en los que las cosas se están haciendo bien, resaltando la línea acertada a seguir, como en el ámbito legislativo con la creación del Registro civil único electrónico, o en el ámbito organizativo recordando a La OAMI: una Agencia Pública del siglo XXI.
9. Cloud Computing y virtualización: Este año hemos visto aparecer bastantes Nubes sobre la eAdministración. Las tecnologías de virtualización y los servicios basados en cloud computing se ofrecen como la panacea que permitirá conseguir la cuadratura del círculo: mejorar el funcionamiento de las TIC en las AAPP disminuyendo el gasto necesario para ello, aunque en mi opinión esta tesis está aún por demostrar, sobre todo si no se abordan los cambios organizativos necesarios. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que ya hemos iniciado el camino Hacia la virtualización de la Administración.
10. Política e Internet: El final del 2010 ha sido bastante «calentito» por la confluencia entre estos dos asuntos. En noviembre se propagó el Manifiesto por una Red Neutral, que consiguió que el Senado instase al Gobierno a garantizar por ley la neutralidad de la red. Las filtraciones de Wikileaks desencadenan la caza de Julián Assange que culmina con su detención posterior. La ofensiva consigue bloquear el dominio wikileaks.orgexplusar los alojamientos de sus servidores en Amazon, bloquean las fuentes de financiación a través de Paypal, y los autodenominados Anonymous contratacan con ataques DOS a estas y otras entidades… y para remate la derrota de la disposición adicional segunda de la Ley de Economía Sostenible (Ley Sinde), dejan claro que Internet ha ganado poder y que todos quieren conquistarlo. Desde luego, en 2011 seguiremos viendo muchos movimientos en ese terreno…

Bueno, y, ¿¿¿ qué pinta aquí la selección ???

Sólo era para recordar que, a pesar de todas las dificultades y problemas, de todos los sustos y sobresaltos, de todas las luchas y rencillas, es posible trabajar en equipo, y cuando el equipo funciona, puede lograrlo…

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Funcionario Servicio Público

Las piedras en el ahorro de las Administraciones Públicas

Entretanto se aclaran con el reparto de las rebajas de sueldo de los funcionarios (por cierto, los funcionarios TIC pagaremos más que los otros, alrededor de un 8% de media, si finalmente se aplica la tabla que circula por los medios de comunicación, ya que los niveles de los funcionarios especializados en tecnologías de la información suelen ser de nivel 22 para arriba), bueno entretanto voy a tratar algunas de las piedras que dificultan el ahorro en las AAPP, y de los que tenemos que librarnos si queremos ahorrar de forma eficaz.

Piedra:objeto sólido, duro, pesado, lastre que impide avanzar, estorbo que molesta, … sobre todo si es una piedra en el zapato.

La iniciativa #otratijera , que me parece fantástica, ha tenido la virtud de aflorar multitud de propuestas de ahorro. Pero el ahorro verdadero, el ahorro que se consigue cuando se mejora la eficiencia, el ahorro que no supone una merma del resultado, de los servicios públicos en el caso de las AAPP, ese ahorro no es tan fácil e inmediato, ese ahorro lleva tiempo. Pero además, por mucho que queramos ahorrar, antes deberíamos considerar qué lastres e impedimentos hay que liberarse para poder hacer eficaces de verdad todas esas iniciativas.

Piedra 1: Ejecutar el presupuesto.

Desde que trabajo en la Administración, el primer objetivo del gestor ha sido, y sigue siendo, ejecutar el presupuesto. La razón esgrimida es clara: si no ejecutas todo el presupuesto, entonces se entiende que no necesitabas tanto dinero. Por lo tanto, en el presupuesto del año siguiente, se te recortará el presupuesto tanto como hayas de gastar este año. En general, un parámetro de una buena gestión ha sido el porcentaje de ejecución del presupuesto asignado. En el ámbito de las subvenciones, por ejemplo, el éxito de las convocatorias se suele medir, primordialmente, por el porcentaje de fondos asignados a cada programa que resultan asignados y pagados en plazo, o sea antes del final del año. Cualquier porcentaje por debajo del 99% se considera un fracaso. Este criterio, puede llevarse incluso a su extremo, que es ejecutar más presupuesto del disponible, por medio del endeudamiento. El crecimiento presupuestario así conseguido se tiende a considerar un éxito, pues supone un crecimiento real de los fondos gestionados, año tras año. No quiero poner ejemplos pero todos los conocemos.

Pero si realmente queremos ahorrar, habría que premiar el hecho de no ejecutar completamente el presupuesto, siempre y cuando ello no resulte en detrimento de la calidad de los servicios prestados o del funcionamiento de las unidades. Incluso, en términos de eficiencia, debería premiarse el logro de objetivos en relación al presupuesto empleado para ello. De este modo se promovería de forma eficaz el ahorro, incluso la búsqueda de nuevas formas de administrar los recursos, y por lo tanto la innovación. Pero la principal dificultad estriba, como es obvio, en valorar adecuadamente los resultados conseguidos, siempre en términos de servicio público.

Piedra 2: Los cambios organizativos continuos.

Si alguien pensaba que reduciendo Ministerios se iba a ahorrar dinero, ya le digo que se quite la idea de la cabeza: todos los cambios cuestan dinero. Cuantos más cambios, más dinero. Prácticamente todos los gobiernos de la democracia han hecho al menos dos remodelaciones ministeriales por legislatura, una al principio de la misma, y otra mediada la legislatura. El ejecutivo actual ya lleva dos, la del inicio y la de 2009, y aunque no contemos como tal el recientísmo «Plan de racionalización» donde fallecieron varias Direcciones Generales emblemáticas, es ya cantada la próxima remodelación… a menos de dos meses vista.

Pero yo, que he vivido en persona varios cambios ministeriales, os aseguro que todos ellos tienen coste, y no despreciable: usualmente, se juntan trozos de unos Ministerios con otros, las Subsecretarías se parten en trozos y el resultado se vuelve a pegar con trozos de otras Subsecretarías. Los servicios horizontales sufren el mismo proceso, lo cual implica cambios en todas las infraestructuras: teléfonos, redes. También cambia la dependencia orgánica de muchas entidades dependientes, lo que implica para las mismas remodelaciones técnicas (por ejemplo el acceso a la red SARA) y en algunos casos, de contratación (por ejemplo concursos públicos de aprovisionamiento comunes para el Ministerio y sus organismos dependientes).

En muchas ocasiones hay movimientos de funcionarios: mudanzas, acondicionamiento de edificios. Los nuevos Ministerios con frecuencia carecen de infraestructuras y hay que crearlas de cero: un coste enorme. Se lleva años, al menos dos, su puesta en marcha y probablemente las cosas no rueden eficientemente hasta que pasen cuatro. Todos los procedimientos internos se resienten, lo que crea ineficiencias, es decir más gasto, y se traducen también en retrasos de las gestiones internas habituales.

Porque, además, ya nadie se cree que «éste cambio será el último»: simplemente será uno más. Todos esos costes se podrían reducir mucho si existiese un soporte de infraestructuras y servicios comunes para toda la AGE, a través de la Agencia de servicios TIC que hemos propuesto, o cualquier otro mecanismo útil que se nos ocurra. En realidad se podría pensar en una «nube de servicios comunes» que podría llevarnos a una «virtualización» completa de la AGE: de este modo los políticos serían libres de reorganizar cuantas veces quisieran los ministerios, con un coste mínimo.

Piedra 3: La improvisación

Creo que fué el Presidente del Gobierno quien dijo «gobernar también es improvisar». Efectivamente, pero es una forma cara de gobernar. Si el señor Presidente le preguntase a los empresarios cómo hacen para obtener beneficios, le contestarían que hacen un «Plan de negocio» y lo llevan adelante. La planificación es una característica intrínsecamente unida a la eficiencia; cuanta menos planificación, o lo que es lo mismo, cuantos más cambios se hacen en una planificación, de forma improvisada y repentina, peor funciona y por lo tanto más cara sale. Así, por ejemplo, si yo firmo un contrato con un proveedor por cuatro años, obtendré mejores precios que si lo firmo por uno. Firmarlo por uno me dá más libertad de improvisar, pero es mas caro. Pero lo más caro de todo es firmarlo por cuatro y luego incumplirlo, pues seguramente tendré que pagar mucho dinero a ese proveedor, o verme envuelto en una serie de pleitos judiciales.

No es que sea tan raro: en este país estamos muy acostumbrados a que los grandes equipos echen a su entrenador antes de que finalice su contrato; de hecho lo raro es ver que un entrenador finaliza su contrato completo. Y además, es que la improvisación lo que acaba llevando es a contínuos cambios, con los efectos onerosos que ya hemos comentado en la Piedra número 2. No estoy muy seguro de cómo se financian los equipos de fútbol, pero desde luego si yo fuese accionista me parecería un despilfarro todo ese dinero malgastado en contínuos cambios e improvisaciones.

Contra ésto lo mejor es elaborar planes, dotarlos de medios, ejecutarlos y evaluarlos una vez finalizados; el resultado de la evaluación debe ser el punto de partida para la elaboración de los siguientes planes. Y cada uno de estos planes debe ser realmente un plan, es decir, un conjunto de acciones coordinadas para conseguir un fin determinado. Estas características que no llego a ver en algunos de los más recientes planes del gobierno actual, porque puedo ver el conjunto de acciones, pero no veo mucha coordinación entre ellas y desde luego no me queda claro cuales son los objetivos y si se han alcanzado al finalizar el plan. Salvo que el único objetivo sea ejecutar el gasto: entonces sí que habrían conseguido sus objetivos, pero no el ahorro, tal como comentábamos en la Piedra numero 1.

Piedra 4: La hemorragia legislativa

Acabaré con esta piedra que ya he comentado en alguna ocasión. Cada legislatura de cuatro años nos deja un legado de cientos de leyes nuevas, muchas de ellas sustituyendo a otras anteriores, supuestamente mejorandolas o adaptándolas. Se diría que a los Parlamentarios les pagan a destajo, a tanto la ley, como si eso fuese la forma que tienen de demostrar que se ganan el sueldo.

No tengo ni idea de cuantas leyes tiene el estado central que yo deba conocer para poderlas cumplir, pero tengo la sensación de que, aunque no hiciese ninguna otra cosa al cabo del día más que leer todas las leyes que aprueba el parlamento, no daría abasto. Y eso sin contar las leyes promulgadas por mi Comunidad Autónoma, mi Ayuntamiento, ¡e incluso por la Unión Europea! que me son de aplicación.

Porque como es obvio, a mayor profusión legislativa, mayor coste para todos: para los ciudadanos que deben conocerlas y cumplirlas, y para las Administraciones (especialmente las Administraciones de Justicia, que están desbordadas) velar por su cumplimiento. La justicia, que está en entredicho recientemente, y con argumentos de peso, para mi sin embargo no tiene la culpa, al menos no la culpa en lo que se refiere a su celeridad y eficacia, pues se ha acabado regulando hasta tal punto todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, que es frecuentísimo pleitear y seguramente de forma plenamente legal, y no olvidemos que hay toda una «industria auxiliar» que rodea los juzgados que se beneficia, especialmente en tiempos de crisis, de toda esta hemorragia legislativa.

Fíjense, yo pagaría a gusto su sueldo a los parlamentarios si al final de cada legislatura hubiese la mitad de leyes que al principio de la misma, y cada una de ellas, de la mitad de extensión que las anteriores.

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Funcionario

Porqué bajar el sueldo de los funcionarios saldrá caro

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…. RT @andresnin: Joder, Rumanía reduce el sueldo a los funcionarios un 25% #aapp11:37 PM May 6th via Chromed Bird
Eso twiteabamos Andrés y yo hace poco… se veía venir. Aunque no esperaba, la verdad, que fuese como ha sido. En su comparecencia en el Congreso ayer 12 de mayo, el Presidente Zapatero expone sus medidas para acelerar la reducción del déficit. Primera medida:
  • Reducir las retribuciones de personal del sector público en un 5% de media en 2010 y congelarlas en 2011.
  • La rebaja será proporcional a los ingresos. Es decir, afectará más a los salarios más altos.
  • Se baja el sueldo un 15% a los miembros del Gobierno.
  • La medida será efectiva desde Junio

En este momento han aparecido ya algunas reacciones. La Asociación Profesional de los Técnico de Administradores Civiles  del estado (APCSAE) ha publicado un comunicado en su web, y se hace eco del mismo Andrés Nin en su Blog. También, la noticia publicada en el mundo, «Zapatero rebaja el sueldo a los funcionarios por primera vez en la Historia» tenía, a las cero horas de hoy, nada menos que 5.406 comentarios. No voy a repetir aquí ni a comentar los argumentos; éste no es el sitio. Sin embargo, sí voy a exponer una teoría que sostengo, en virtud de la cual ésta rebaja, de la forma en que se ha planteado, y de la forma en que previsiblemente se aplicará, saldrá a la larga cara para España.

Porque la implantación de ésta medida, la forma y el momento, para mí, no está ni mucho menos clara. Para empezar, no entiendo cómo es posible que en el mes de junio, de forma completamente improvisada y unilateral se nos baje el sueldo un 5% «de media». No lo entiendo porque yo pensaba que esos sueldos se negociaban con carácter anual, se aprobaban en los Presupuestos Generales del Estado que tienen rango de ley, y que en todo caso, si fuese necesario cambiar habrían de hacerse por los cauces reglamentarios, y supuestamente ya para 2011. ¿Es posible acometer esa reducción ya en la nómina del mes de Junio?. ¿Si no lo es, se aplicará con carácter retroactivo?. ¿Qué pasos legales se han de dar?.  ¿Se va a aprobar una ley para ello?. ¿En qué plazos?.

Pero la duda más importante que me surge es el grado de aplicación real de la medida. ¿Se va a aplicar a todos por igual?. Por lo que sé, las competencias del Gobierno de España no alcanzan a fijar las remuneraciones de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos. Actualmente, de cada cuatro empleados públicos en España, sólo uno es de la AGE. Lo que me temo es que la reducción de sueldos se aplicará en toda su amplitud en la Administración Central, pero no se aplicará o se aplicará de forma desigual en las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, donde, además los sueldos de los funcionarios ya vienen siendo, para los mismos puestos y niveles de competencia, mucho más altos que los de la Administración Central.

Así por ejemplo, si comparamos los niveles de complemento específico de las convocatorias recientes de provisión de plazas del Ayuntamiento de Madrid, vemos que los niveles 26 disponen de complementos del orden de 27.890 euros anuales, los niveles 28 de 29.137 euros anuales, y los niveles 29 de 35.747,60 euros al año.  Por contraste, en una reciente convocatoria de la OEPM, donde trabajo, los niveles 26 reciben un complemento de 11.103 euros al año, y los niveles 28 de 14.341 euros. Como vemos, es menos de la mitad.

En resúmen, y ójala me equivoque, el efecto final de ésta medida será aumentar el desequilibrio actual entre el estado central y las autonomías y ayuntamientos, en definitiva, acentuando la tendencia a la descentralización que ha venido siendo imparable desde el inicio de la democracia y que se ha acelearado durante los últimos gobiernos.

Porque, no nos engañemos, la descentralización del estado podrá tener muchas virtudes, pero es cara. Es cara por muchos motivos: porque no permite aplicar adecuadamente las economías de escala, pues se repiten una y otra vez los mismos trabajos para las mismas soluciones, multiplicando en muchos casos por diecinueve el coste de diseñar e implantar una soluciòn determinada. Es cara porque, además, ni siquiera se implanta la misma solución, sino que son soluciones distintas y a priori incompatibles, con lo que además hay que contar el coste de la «interoperabilidad», esa palabra que últimamente se oye tanto, pero que no quiere decir sino que, cuando se diseñan soluciones distintas, luego hay que hacer que se entiendan entre ellas. Y es cara porque disminuye la transparencia y el control de las inversiones y los gastos.

Los editoriales de los periódicos de hoy hacen todos hincapié en la necesidad de las medidas y su conveniencia. Pero yo creo que actualmente, tanto los políticos como los grandes medios de comunicación sólo ven los titulares, simplifican tanto que cambian la naturaleza de la información. Y por ello, para mí, han perdido mucha credibilidad. Una de las razones de ésta crisis es que nos movemos a golpe de titular, sin analizar en profundidad, sin valorar de verdad el alcance de las cosas.

Por ello creo que merece la pena expresar otra opinión, libremente, para que sea leída y valorada y que luego cada uno saque sus conclusiones. A mi, la impresión que me queda es que ésta medida, (quizás como el resto de las medidas, aunque no las he estudiado en profundidad) es una medida improvisada y confusa. Que las consecuencias a medio plazo serán que unos (la AGE) se ajustarán el cinturón más que otros (las CCAA y Ayuntamientos). Que acentuará la descentralización del estado y que dispersará esfuerzos y aumentará el desorden, todo lo cual tarde o temprano se paga.

No me parece mal que los funcionarios nos apretemos el cinturón si es necesario (como debe hacer toda la sociedad), pero creo que debemos ser todos y no sólo unos pocos.

También creo que las auténticas medidas, las necesarias, precisan una reforma profunda de la Administración y quizás del modelo de estado, y no se improvisan en el tiempo que pasa entre una llamada de teléfono de Obama y la comparecencia en el Congreso al día siguiente.

Las auténticas medidas eficaces, las que nos deben permitir salir de la crisis, son medidas transformadoras y renovadoras, como las que hemos propuesto ya hace tiempo en éste blog, (Medidas horizontales para funcionarios) que permiten aplicar economías de escala y al mismo tiempo disponer infraestructuras y servicios estables, no sujetos a los avatares y conveniencias políticas.

Se me ocurren muchas otras posibles medidas eficaces, pero para aplicarlas hace falta valentía y visión.

Y, hoy por hoy, no veo en nuestra clase política ninguna de las dos cosas.

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Semana Tecnimap

Bueno, por fin ha llegado la semana del esperado evento. Mañana miércoles allí estaremos, D.M.

El artículo que presenté «10 ideas para Blogger Funcionarios», ha sido finalmente elegido por el «Comité  de evaluación de Comunicaciones» del Tecnimap para ser expuesto durante las jornadas.

El hecho será el jueves, día 8 de abril, a las 12:50, en la Sala D (Mesa 6). Se puede ver el listado completo de las sesiones y participantes en el PDF  Comunicaciones para exponer (PDF). Para los que andeis por allí, y queráis asistir, estáis invitados.

El texto íntegro de la comunicación «10 ideas para blogger funcionarios » está disponible en la WEB del Tecnimap.

Además, en la OEPM hemos presentado varias comunicaciones más:

He estado echando un vistazo a las comunicaciones presentadas, y debo decir en primer lugar que hay muchas y buenas, y de temas que me interesan especialmente.  He hecho una selección de las que tengo interés en leer, pero eso será tema de otro artículo.

Bueno, por último os comento que he creado una galería de fotos del Tecnimap en Flickr que tenéis enlazada desde este blog, en la zona de la derecha. Mi intención es ir poniendo fotos del evento, hechas con el móvil a pie de obra y enviadas sobre la marcha.

La cuenta en Flickr es http://www.flickr.com/photos/feserdel/

Nada más por ahora, ¡nos vemos en Tecnimap!.