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Las piedras en el ahorro de las Administraciones Públicas

Entretanto se aclaran con el reparto de las rebajas de sueldo de los funcionarios (por cierto, los funcionarios TIC pagaremos más que los otros, alrededor de un 8% de media, si finalmente se aplica la tabla que circula por los medios de comunicación, ya que los niveles de los funcionarios especializados en tecnologías de la información suelen ser de nivel 22 para arriba), bueno entretanto voy a tratar algunas de las piedras que dificultan el ahorro en las AAPP, y de los que tenemos que librarnos si queremos ahorrar de forma eficaz.

Piedra:objeto sólido, duro, pesado, lastre que impide avanzar, estorbo que molesta, … sobre todo si es una piedra en el zapato.

La iniciativa #otratijera , que me parece fantástica, ha tenido la virtud de aflorar multitud de propuestas de ahorro. Pero el ahorro verdadero, el ahorro que se consigue cuando se mejora la eficiencia, el ahorro que no supone una merma del resultado, de los servicios públicos en el caso de las AAPP, ese ahorro no es tan fácil e inmediato, ese ahorro lleva tiempo. Pero además, por mucho que queramos ahorrar, antes deberíamos considerar qué lastres e impedimentos hay que liberarse para poder hacer eficaces de verdad todas esas iniciativas.

Piedra 1: Ejecutar el presupuesto.

Desde que trabajo en la Administración, el primer objetivo del gestor ha sido, y sigue siendo, ejecutar el presupuesto. La razón esgrimida es clara: si no ejecutas todo el presupuesto, entonces se entiende que no necesitabas tanto dinero. Por lo tanto, en el presupuesto del año siguiente, se te recortará el presupuesto tanto como hayas de gastar este año. En general, un parámetro de una buena gestión ha sido el porcentaje de ejecución del presupuesto asignado. En el ámbito de las subvenciones, por ejemplo, el éxito de las convocatorias se suele medir, primordialmente, por el porcentaje de fondos asignados a cada programa que resultan asignados y pagados en plazo, o sea antes del final del año. Cualquier porcentaje por debajo del 99% se considera un fracaso. Este criterio, puede llevarse incluso a su extremo, que es ejecutar más presupuesto del disponible, por medio del endeudamiento. El crecimiento presupuestario así conseguido se tiende a considerar un éxito, pues supone un crecimiento real de los fondos gestionados, año tras año. No quiero poner ejemplos pero todos los conocemos.

Pero si realmente queremos ahorrar, habría que premiar el hecho de no ejecutar completamente el presupuesto, siempre y cuando ello no resulte en detrimento de la calidad de los servicios prestados o del funcionamiento de las unidades. Incluso, en términos de eficiencia, debería premiarse el logro de objetivos en relación al presupuesto empleado para ello. De este modo se promovería de forma eficaz el ahorro, incluso la búsqueda de nuevas formas de administrar los recursos, y por lo tanto la innovación. Pero la principal dificultad estriba, como es obvio, en valorar adecuadamente los resultados conseguidos, siempre en términos de servicio público.

Piedra 2: Los cambios organizativos continuos.

Si alguien pensaba que reduciendo Ministerios se iba a ahorrar dinero, ya le digo que se quite la idea de la cabeza: todos los cambios cuestan dinero. Cuantos más cambios, más dinero. Prácticamente todos los gobiernos de la democracia han hecho al menos dos remodelaciones ministeriales por legislatura, una al principio de la misma, y otra mediada la legislatura. El ejecutivo actual ya lleva dos, la del inicio y la de 2009, y aunque no contemos como tal el recientísmo «Plan de racionalización» donde fallecieron varias Direcciones Generales emblemáticas, es ya cantada la próxima remodelación… a menos de dos meses vista.

Pero yo, que he vivido en persona varios cambios ministeriales, os aseguro que todos ellos tienen coste, y no despreciable: usualmente, se juntan trozos de unos Ministerios con otros, las Subsecretarías se parten en trozos y el resultado se vuelve a pegar con trozos de otras Subsecretarías. Los servicios horizontales sufren el mismo proceso, lo cual implica cambios en todas las infraestructuras: teléfonos, redes. También cambia la dependencia orgánica de muchas entidades dependientes, lo que implica para las mismas remodelaciones técnicas (por ejemplo el acceso a la red SARA) y en algunos casos, de contratación (por ejemplo concursos públicos de aprovisionamiento comunes para el Ministerio y sus organismos dependientes).

En muchas ocasiones hay movimientos de funcionarios: mudanzas, acondicionamiento de edificios. Los nuevos Ministerios con frecuencia carecen de infraestructuras y hay que crearlas de cero: un coste enorme. Se lleva años, al menos dos, su puesta en marcha y probablemente las cosas no rueden eficientemente hasta que pasen cuatro. Todos los procedimientos internos se resienten, lo que crea ineficiencias, es decir más gasto, y se traducen también en retrasos de las gestiones internas habituales.

Porque, además, ya nadie se cree que «éste cambio será el último»: simplemente será uno más. Todos esos costes se podrían reducir mucho si existiese un soporte de infraestructuras y servicios comunes para toda la AGE, a través de la Agencia de servicios TIC que hemos propuesto, o cualquier otro mecanismo útil que se nos ocurra. En realidad se podría pensar en una «nube de servicios comunes» que podría llevarnos a una «virtualización» completa de la AGE: de este modo los políticos serían libres de reorganizar cuantas veces quisieran los ministerios, con un coste mínimo.

Piedra 3: La improvisación

Creo que fué el Presidente del Gobierno quien dijo «gobernar también es improvisar». Efectivamente, pero es una forma cara de gobernar. Si el señor Presidente le preguntase a los empresarios cómo hacen para obtener beneficios, le contestarían que hacen un «Plan de negocio» y lo llevan adelante. La planificación es una característica intrínsecamente unida a la eficiencia; cuanta menos planificación, o lo que es lo mismo, cuantos más cambios se hacen en una planificación, de forma improvisada y repentina, peor funciona y por lo tanto más cara sale. Así, por ejemplo, si yo firmo un contrato con un proveedor por cuatro años, obtendré mejores precios que si lo firmo por uno. Firmarlo por uno me dá más libertad de improvisar, pero es mas caro. Pero lo más caro de todo es firmarlo por cuatro y luego incumplirlo, pues seguramente tendré que pagar mucho dinero a ese proveedor, o verme envuelto en una serie de pleitos judiciales.

No es que sea tan raro: en este país estamos muy acostumbrados a que los grandes equipos echen a su entrenador antes de que finalice su contrato; de hecho lo raro es ver que un entrenador finaliza su contrato completo. Y además, es que la improvisación lo que acaba llevando es a contínuos cambios, con los efectos onerosos que ya hemos comentado en la Piedra número 2. No estoy muy seguro de cómo se financian los equipos de fútbol, pero desde luego si yo fuese accionista me parecería un despilfarro todo ese dinero malgastado en contínuos cambios e improvisaciones.

Contra ésto lo mejor es elaborar planes, dotarlos de medios, ejecutarlos y evaluarlos una vez finalizados; el resultado de la evaluación debe ser el punto de partida para la elaboración de los siguientes planes. Y cada uno de estos planes debe ser realmente un plan, es decir, un conjunto de acciones coordinadas para conseguir un fin determinado. Estas características que no llego a ver en algunos de los más recientes planes del gobierno actual, porque puedo ver el conjunto de acciones, pero no veo mucha coordinación entre ellas y desde luego no me queda claro cuales son los objetivos y si se han alcanzado al finalizar el plan. Salvo que el único objetivo sea ejecutar el gasto: entonces sí que habrían conseguido sus objetivos, pero no el ahorro, tal como comentábamos en la Piedra numero 1.

Piedra 4: La hemorragia legislativa

Acabaré con esta piedra que ya he comentado en alguna ocasión. Cada legislatura de cuatro años nos deja un legado de cientos de leyes nuevas, muchas de ellas sustituyendo a otras anteriores, supuestamente mejorandolas o adaptándolas. Se diría que a los Parlamentarios les pagan a destajo, a tanto la ley, como si eso fuese la forma que tienen de demostrar que se ganan el sueldo.

No tengo ni idea de cuantas leyes tiene el estado central que yo deba conocer para poderlas cumplir, pero tengo la sensación de que, aunque no hiciese ninguna otra cosa al cabo del día más que leer todas las leyes que aprueba el parlamento, no daría abasto. Y eso sin contar las leyes promulgadas por mi Comunidad Autónoma, mi Ayuntamiento, ¡e incluso por la Unión Europea! que me son de aplicación.

Porque como es obvio, a mayor profusión legislativa, mayor coste para todos: para los ciudadanos que deben conocerlas y cumplirlas, y para las Administraciones (especialmente las Administraciones de Justicia, que están desbordadas) velar por su cumplimiento. La justicia, que está en entredicho recientemente, y con argumentos de peso, para mi sin embargo no tiene la culpa, al menos no la culpa en lo que se refiere a su celeridad y eficacia, pues se ha acabado regulando hasta tal punto todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, que es frecuentísimo pleitear y seguramente de forma plenamente legal, y no olvidemos que hay toda una «industria auxiliar» que rodea los juzgados que se beneficia, especialmente en tiempos de crisis, de toda esta hemorragia legislativa.

Fíjense, yo pagaría a gusto su sueldo a los parlamentarios si al final de cada legislatura hubiese la mitad de leyes que al principio de la misma, y cada una de ellas, de la mitad de extensión que las anteriores.

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Administración Electrónica Innovación

DiMaio: «La clave de la innovación en la Administración es recortar el presupuesto en un 50%»

Por su interés, y como demostración de que hay otras formas de abordar el ahorro en las Administraciones que no sean medidas de fuerza bruta, sino basándolo en la innovación y en la profesionalidad de los trabajadores públicos, me permito reproducir, traducido, el artículo de Andrea Di Maio titulado “The Key to Government Innovation is to Cut Budgets by 50 percent” (la traducción es mía).

«La clave de la innovación en la Administración es recortar el presupuesto en un 50 %»

Por Andrea Di Maio · 13 de mayo de 2010

Esta fue la afirmación hecha por un asistente senior en un evento de cliente donde varios de los CIOs se reunieron para hablar sobre la Administración 2.0 y otras innovaciones, cuando le preguntaron qué es lo que se necesita para activar la innovación en la Administración.

Dijo que la mayoría de las cosas que él escucha sobre Administración 2.0: transparencia, participación ciudadana y nube informática, tienen sentido, pero no hay nada realmente nuevo. La mayoría de aquellos que han estado buscando en la tecnología la evolución de la Administración en el futuro, han llegado a escenarios donde la socialización y la transformación en producto de consumo masivo («commoditization») desempeñan un papel clave. Pero su argumento era que para convertir la visión en ejecución, para realmente abrazar algunas de las transformaciones disruptivas que dicha visión implica, la única manera es cerrar el grifo, forzar a los organismos ejercer su imaginación para aplicar la creatividad al problema básico de cómo mantener las luces encendidas.

Tenga o no sentido un recorte del 50 por ciento, sí estoy de acuerdo en que sin cambios dramáticos en la asignación de los recursos, las Administraciones Públicas no tienen ningún incentivo para acometer una transformación radical. No es por casualidad que algunas de las más interesantes y valientes iniciativas tienen lugar en el plano más local, donde las limitaciones presupuestarias ya se han manifestado en toda su gravedad, y no tanto a nivel nacional o federal.

¿Significa esto que apretar los presupuestos y cortar el suministro de aire a los CIOs y sus compañeros de negocio necesariamente conducirá a la innovación?. No creo. Las organizaciones necesitan disponer de mecanismos y capacidades para aprovechar ésta oportunidad, para recompensar la innovación radical, para determinar lo que puede ofrecer valor inmediato y sostenible frente a lo que es deseable pero no esencial. Necesitan tener un cierto grado de madurez en relación a las estrategias de aprovisionamiento, la gestión de contratos y proveedores, la capacidad de evaluar y emplear las tecnologías emergentes, la gestión del riesgo, la planificación de escenarios y la gestión del portafolio. Necesitan tener gerentes capaces, que se hayan encontrado en situaciones similares, preferiblemente en otras industrias, y que tengan la capacidad de adaptarse y conducir a las personas en tiempos difíciles.

Por lo tanto, la rebaja del presupuesto puede ser una condición necesaria para desencadenar la innovación radical, pero de ninguna manera suficiente.

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Funcionario

Porqué bajar el sueldo de los funcionarios saldrá caro

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…. RT @andresnin: Joder, Rumanía reduce el sueldo a los funcionarios un 25% #aapp11:37 PM May 6th via Chromed Bird
Eso twiteabamos Andrés y yo hace poco… se veía venir. Aunque no esperaba, la verdad, que fuese como ha sido. En su comparecencia en el Congreso ayer 12 de mayo, el Presidente Zapatero expone sus medidas para acelerar la reducción del déficit. Primera medida:
  • Reducir las retribuciones de personal del sector público en un 5% de media en 2010 y congelarlas en 2011.
  • La rebaja será proporcional a los ingresos. Es decir, afectará más a los salarios más altos.
  • Se baja el sueldo un 15% a los miembros del Gobierno.
  • La medida será efectiva desde Junio

En este momento han aparecido ya algunas reacciones. La Asociación Profesional de los Técnico de Administradores Civiles  del estado (APCSAE) ha publicado un comunicado en su web, y se hace eco del mismo Andrés Nin en su Blog. También, la noticia publicada en el mundo, «Zapatero rebaja el sueldo a los funcionarios por primera vez en la Historia» tenía, a las cero horas de hoy, nada menos que 5.406 comentarios. No voy a repetir aquí ni a comentar los argumentos; éste no es el sitio. Sin embargo, sí voy a exponer una teoría que sostengo, en virtud de la cual ésta rebaja, de la forma en que se ha planteado, y de la forma en que previsiblemente se aplicará, saldrá a la larga cara para España.

Porque la implantación de ésta medida, la forma y el momento, para mí, no está ni mucho menos clara. Para empezar, no entiendo cómo es posible que en el mes de junio, de forma completamente improvisada y unilateral se nos baje el sueldo un 5% «de media». No lo entiendo porque yo pensaba que esos sueldos se negociaban con carácter anual, se aprobaban en los Presupuestos Generales del Estado que tienen rango de ley, y que en todo caso, si fuese necesario cambiar habrían de hacerse por los cauces reglamentarios, y supuestamente ya para 2011. ¿Es posible acometer esa reducción ya en la nómina del mes de Junio?. ¿Si no lo es, se aplicará con carácter retroactivo?. ¿Qué pasos legales se han de dar?.  ¿Se va a aprobar una ley para ello?. ¿En qué plazos?.

Pero la duda más importante que me surge es el grado de aplicación real de la medida. ¿Se va a aplicar a todos por igual?. Por lo que sé, las competencias del Gobierno de España no alcanzan a fijar las remuneraciones de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos. Actualmente, de cada cuatro empleados públicos en España, sólo uno es de la AGE. Lo que me temo es que la reducción de sueldos se aplicará en toda su amplitud en la Administración Central, pero no se aplicará o se aplicará de forma desigual en las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, donde, además los sueldos de los funcionarios ya vienen siendo, para los mismos puestos y niveles de competencia, mucho más altos que los de la Administración Central.

Así por ejemplo, si comparamos los niveles de complemento específico de las convocatorias recientes de provisión de plazas del Ayuntamiento de Madrid, vemos que los niveles 26 disponen de complementos del orden de 27.890 euros anuales, los niveles 28 de 29.137 euros anuales, y los niveles 29 de 35.747,60 euros al año.  Por contraste, en una reciente convocatoria de la OEPM, donde trabajo, los niveles 26 reciben un complemento de 11.103 euros al año, y los niveles 28 de 14.341 euros. Como vemos, es menos de la mitad.

En resúmen, y ójala me equivoque, el efecto final de ésta medida será aumentar el desequilibrio actual entre el estado central y las autonomías y ayuntamientos, en definitiva, acentuando la tendencia a la descentralización que ha venido siendo imparable desde el inicio de la democracia y que se ha acelearado durante los últimos gobiernos.

Porque, no nos engañemos, la descentralización del estado podrá tener muchas virtudes, pero es cara. Es cara por muchos motivos: porque no permite aplicar adecuadamente las economías de escala, pues se repiten una y otra vez los mismos trabajos para las mismas soluciones, multiplicando en muchos casos por diecinueve el coste de diseñar e implantar una soluciòn determinada. Es cara porque, además, ni siquiera se implanta la misma solución, sino que son soluciones distintas y a priori incompatibles, con lo que además hay que contar el coste de la «interoperabilidad», esa palabra que últimamente se oye tanto, pero que no quiere decir sino que, cuando se diseñan soluciones distintas, luego hay que hacer que se entiendan entre ellas. Y es cara porque disminuye la transparencia y el control de las inversiones y los gastos.

Los editoriales de los periódicos de hoy hacen todos hincapié en la necesidad de las medidas y su conveniencia. Pero yo creo que actualmente, tanto los políticos como los grandes medios de comunicación sólo ven los titulares, simplifican tanto que cambian la naturaleza de la información. Y por ello, para mí, han perdido mucha credibilidad. Una de las razones de ésta crisis es que nos movemos a golpe de titular, sin analizar en profundidad, sin valorar de verdad el alcance de las cosas.

Por ello creo que merece la pena expresar otra opinión, libremente, para que sea leída y valorada y que luego cada uno saque sus conclusiones. A mi, la impresión que me queda es que ésta medida, (quizás como el resto de las medidas, aunque no las he estudiado en profundidad) es una medida improvisada y confusa. Que las consecuencias a medio plazo serán que unos (la AGE) se ajustarán el cinturón más que otros (las CCAA y Ayuntamientos). Que acentuará la descentralización del estado y que dispersará esfuerzos y aumentará el desorden, todo lo cual tarde o temprano se paga.

No me parece mal que los funcionarios nos apretemos el cinturón si es necesario (como debe hacer toda la sociedad), pero creo que debemos ser todos y no sólo unos pocos.

También creo que las auténticas medidas, las necesarias, precisan una reforma profunda de la Administración y quizás del modelo de estado, y no se improvisan en el tiempo que pasa entre una llamada de teléfono de Obama y la comparecencia en el Congreso al día siguiente.

Las auténticas medidas eficaces, las que nos deben permitir salir de la crisis, son medidas transformadoras y renovadoras, como las que hemos propuesto ya hace tiempo en éste blog, (Medidas horizontales para funcionarios) que permiten aplicar economías de escala y al mismo tiempo disponer infraestructuras y servicios estables, no sujetos a los avatares y conveniencias políticas.

Se me ocurren muchas otras posibles medidas eficaces, pero para aplicarlas hace falta valentía y visión.

Y, hoy por hoy, no veo en nuestra clase política ninguna de las dos cosas.

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Administración Electrónica Tecnologías de la Información

Las TIC verdes en la Administración

PC verde

Se acaba de publicar el Programa de Trabajo 2009 del Programa de Innovación y Competitividad de la UE (ICT-PSP). Uno de sus objetivos es el Tema 4: TIC para la eficiencia energética y el medio ambiente. Este programa comunitario se apoya en la Comunicación de la Comisión Europea sobre cómo Abordar el reto de la eficiencia energética mediante las tecnologías de la información y la comunicación, donde se señalan las tres grandes propuestas para ayudar en el avance hacia el denominado «green computing»:

  • En primer lugar, fomentar la investigación de soluciones novedosas basadas en las TIC y consolidar su asimilación, de manera que pueda reducirse más la intensidad energética de la economía al añadir inteligencia a los componentes, equipos y servicios
  • En segundo lugar, conseguir que las TIC prediquen con el ejemplo, reduciendo la energía que utilizan: la industria de las TIC representa aproximadamente el 2 % de las emisiones mundiales de CO2, pero está presente en numerosas actividades sociales y económicas, por lo que incrementar su utilización generará ahorros de energía en las demás industrias
  • En tercer lugar, y muy principalmente, promover cambios estructurales que permitan hacer realidad el potencial de las TIC para conseguir mejoras de la eficiencia energética en toda la economía, p. ej., en los procesos empresariales a través del uso de las TIC, como se demuestra en la sustitución de los productos físicos por servicios en línea («desmaterialización»), en el traslado de las empresas a Internet (banca, inmobiliaria) y en la adopción de nuevos métodos de trabajo (videoconferencia, teleconferencia).

¿Qué podemos hacer en las Administraciones para colaborar en la reducción del consumo energético, usando las TIC?. Las tres propuestas anteriores nos dán algunas claves:

  •  Está claro que no es el papel directo de las Administraciones realizar I+D en TIC, pero sí lo es fomentar esta actividad en las empresas y centros de investigación, labor que se realiza principalmente mediante programas de ayuadas y subvenciones, como puede ser Avanza I+D.
  • La reducción de la energía que utilizan las TIC está, principalmente, en manos de los gestores que gobiernan los departamentos de Informática de las administraciones. Algunas ideas que pueden poner en marcha son:
    • Adquirir equipamiento de bajo consumo. Por ejemplo, sabemos que los PC portátiles consumen en promedio una sexta parte que sus hermanos los PC de escritorio, y además hoy dia cuestan prácticamente lo mismo. Por lo tanto, donde se pueda, aquirir y utilizar portátiles en lugar de fijos.
    • Introducir cláusulas que valoren la reducción del consumo energético en los diversos contratos, como por ejemplo la contratación de servicios de hosting externos.
    • Establecer políticas de ahorro en la organización, como por ejemplo que todos los PC se apagen automáticamente por las noches.
  • Acelerar el cambio hacia la Administración Electrónica.  Con frecuencia vemos como únicas ventajas de la gestión electrónica de los trámites la comodidad o la agilidad. Pero no olvidemos que toda actuación que representa disminución de los desplazamientos automáticamente se convierte en menos gases de efecto invernadero emitidos. Poned estas ventajas en los powerpoints  cuando hablemos de Administración Electrónica.

Para terminar, un buen ejemplo: la Declaración medioambiental de la OAMI. La Oficina de registro de las Marcas, dibujos y modelos de la Unión Europea publica esta declaración en su página WEB, en la cual declara realizar la gestión medioambiental según la norma ISO 14000, y se compromete a realizar todo lo posible para preservar el medio ambiente, incluidas medidas concretas y objetivos medibles, que tienen carácter anual. Así por ejemplo, me permito reproducir aquí algunos de los  objetivos para 2008:

Objective: TO INCREASE THE PERCENTAGE OF TELEWORKERS BY 3% COMPARED TO AUGUST 2007

Reason: To reduce the emission into the atmosphere of vehicle combustion gases as a result of employees travelling between home and the OHIM

Objective:  TO REDUCE CONSUMPTION PER EMPLOYEE OF PAPER FOR COPYING AND PRINTING BY 5% COMPARED TO 2007 (To achieve an annual rate of paper consumption per person of 71.1 kg)

Reason: To minimise consumption of natural resources

Objective: APPLICATION OF ENVIRONMENTAL CRITERIA IN OHIM INVITATIONS TO TENDER

Reason:  Improved control over the environmental performance of suppliers and contractors

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Crisis? What Crisis? (el meme)

Supertramp-Crisis_What_CrisisFuncionata nos pasa el meme de la ¿Crisis? ¿Qué Crisis?– Ya Supertramp, visionarios del futuro, supieron captar esta «leve alteración socioeconómica pasajera» en su magnífico disco.

Bueeeno pero vamos a ver si podemos hacer algo para aliviar un poco más esta gripecilla…. Propongamos cinco medidas contra la crisis, siempre desde del punto de vista funcionarial, claro está. Allá va.

  1. Bajar el sueldo a los funcionarios. ¿A que suena bien?. Fácil, barato. Sin efectos secundarios. Lo malo es que las subidas salariales están ya pactadas. Pero lo bueno es precisamente eso: pactadas en la subida del IPC previsto, que si no me equivoco es del 2%. Como la inflación ya galopa sobre el 5%, tenemos una bajada real de los sueldos del 3%… y todo ello a coste cero!. Por cierto, para los desmemoriados, en la anterior crisis, creo que en torno a 1996, ya el PP congeló (subida del 0%) los sueldos, aunque se había pactado una subida del IPC previamente. Pero como el pacto era con el anterior gobierno…
  2. Gastar menos. Es exactamente como la idea de Prolongo «La Administración de Bajo Coste». En esa idea, si la he entendido correctamente, las «Administraciones deberían aplicar criterios de ahorro y de gasto público razonable en la ejecución de los presupuestos, sobre todo en estos tiempos de crisis». Es una buena idea. Como todo el mundo sabe, normalmente se efectúan muchos gastos en las administraciones sin ningún control, sin criterios verdaderamente de ahorro y eficacia, sin hacer públicos los concursos de aprovisionamiento y contratación, sin comparar ofertas. Por lo tanto va a ser muy muy fácil ahorrar simplemente gastando mejor. Además, como tenemos nueva Ley de Contratos, estoy completamente seguro que, si alguna de las contrataciones no puede llevarse a buen término, todo el mundo entenderá que se debe a las dificultades y desconocimiento de la aplicación de la nueva ley. Así que…. todos contentos.
  3. Simplificar las Administraciones. Huy! aquí si que puede que le duela a alguien. Pero no me digáis que no tiene lógica. Actualmente el ciudadano sostiene con sus impuestos nada menos que CINCO Administraciones: de abajo a arriba: Entidades Locales, Diputaciones, Comunidades Autónomas, Administración Estatal, y Unión Europea. Además, esta medida de adelgazamiento tiene un efecto secundario que también es beneficioso: al haber menos Administraciones, habría menos burocracia, menos normativas dispersas y diferentes, lo cual simplificaría la vida a los ciudadanos y a las empresas, y produciría un ahorro en toda la sociedad. Sólo le veo una pega: ¿Cuál quitamos? y ¿Quién le pone el cascabel al gato?.
  4. Aplicar economías de escala. Se trataría de una medida de ahorro, pero algo más inteligente, y hereda rasgos de las dos anteriores. Siempre se ha dicho que las administraciones inventamos la rueda una y otra vez. La palabra clave es reutilización, y se apoya en otra palabra clave estandarización. Montaña hacía cabal uso de él en su anterior post Contenidos digitales. Lo que pasa es que esta medida implica ponerse de acuerdo, negociar y siempre siempre siempre renunciar a algo. Y me temo que todos tenemos siempre NUESTRA solución, siempre DIFERENTE de la del de al lado… mismo problema que la medida 3 propuesta.
  5. Aplicar el sentido común. Estoy seguro de que me vais a pegar: es una verdad de Perogrullo. Pero todos sabéis que es merecidamente el menos común de los sentidos. Supone levantarse cada mañana con las pilas puestas, no dar la batalla por ganada, evaluar, juzgar, revisar, criticar (crítica constructiva), estar atentos y vigilantes, y sobre todo no confundir el mapa con el territorio. En definitiva, combinar esfuerzo con inteligencia y eso, ay!, es muy cansino.

Bueno, hasta ahí llegan mis propuestas. Son poco originales, pero creo que bastante descaradas. Soy escéptico respecto a su aplicación. La medida 1 se aplicará sin ningún género de duda. La 2 probablemente también, aunque me temo que de forma muy diferente a la imaginada por prolongo. La 3 es una quimera, pero había que decirla. La 4 también es una quimera, pero tiene mejor marketing. Nos la venderán como hecha aunque no se haga. Y la 5… entraríamos en el Guiness.

Y también soy escéptico por el hecho de que la salida de la crisis depende bastante poco de lo que hagamos, y en concreto de lo que no hayamos hecho ya. Porque lo que sinceramente me parece absurdo es esperar a entrar en la crisis para hacer algo para salir de ella.

En fin, no soy optimista. A ver si alguno de los comentaristas ve la botella un poco más medio llena y me alegra el día.

P.D. Lo pensé pero no lo escribí, este sería el sexto mandamiento: aplicar aquello de «a Dios rogando y con el mazo dando». Cada uno que se aplique el cuento, ahorrar es cosa de todos. Acordaos de aquel anuncio contra el despilfarro: «Si tú puedes pagarlo, España no puede».