1 de enero de 2009, Viena: Daniel Barenboim dirije el Concierto de Año Nuevo.
Mientras escuchaba el concierto, reflexionaba sobre algunas cuestiones de la labor del Director de Orquesta. Aquí están:
- El Director de Orquesta no toca ningún instrumento.
- El Director de Orquesta no quita protagonismo a los músicos.
- La interpretación de la obra es mucho más que la suma de las interpretaciones de cada uno de los músicos, gracias al Director de Orquesta.
- Aunque existen obras para música de cámara y orquestas de cámara sin Director, no sería posible la interpretación de una obra sinfónica sin Director de Orquesta.
- Quizás el Director de Orquesta no sea el que más música sabe de la orquesta, pero hay que saber mucha música para ser un buen Director.
11 de enero de 2009, Madrid: El Calderón grita «Aguirre vete ya».
Aunque las habilidades que necesita un Director de Orquesta y un entrenador de fútbol son muy distintas, es obvio que hay muchas similitudes:
- El entrenador de fútbol no juega los partidos en el campo. A pesar de ello, se supone que el entrenador debe saber de fútbol.
- Además de fútbol, se dice que el entrenador debe saber psicología, para motivar a los jugadores, y para hablar con la prensa.
- Los que meten los goles son los jugadores, y los que los paran, los porteros.
- Pero cuando las cosas van mal, siempre se pide la cabeza del entrenador.
Decía Morgana en ¡Heil jefe! que:
«En las estructuras jerárquicas no sólo hay quienes estemos incómodos. En las estructuras jerárquicas sucede también que el talento y las capacidades de los que forman parte de su base se esfuman, se diluyen, se desperdician. Las actitudes proactivas y entusiastas son reducidas en ellas. Estoy convencida que esto tiene que cambiar. Pero no se cuándo ni cómo.»
Y a mi me parece que la dirección es necesaria, cuando hay que abordar grandes tareas, y un buen Director de Orquesta es capaz de sacar lo mejor de sus músicos, de potenciar su talento y de conseguir que se sientan orgullosos de pertenecer a una orquesta de prestigio. Pero cuando la orquesta suena desafinada, el Director debe dimitir, o si no dimite, que le echen y pongan a otro.

9 respuestas a «El director de orquesta»
Felix:
¡Excelente post!
Yo es que escribo los posts a impulsos e igual por eso se me malentiende y no me quedan ni la décima parte de brillantes que los tuyos… Sorry. Aunque no prometo enmendarme
Estoy totalmente de acuerdo contigo en el papel insustituible de los entrenadores de futbol, de la de los directores de orquesta, de la de los directores de cine… y de las de los jefes.
Pero soy absolutamente contraria a la cultura del ordeno y mando, que, desgraciadamente, se da en exceso en la administración. Los actores de teatro y de cine, los autores y guionistas también, suelen alabar a los directores que saben escuchar al actor o al escritor, y que permiten que las buenas ideas de éstos pasen a formar parte de la obra. ¿La última palabra en manos del director? Por supuesto: siempre tiene que haber alguien que tome la decisión final, y además que se responsabilice de la misma (a ese respecto veáse tu chiste de Forges…).
En la administración, y eso criticaba (malamente) en mi post, se da demasiado la actitud del ordeno y mando despótico, que no dialoga con los que ejecutan las ordenes, sino que convierte a éstos en sujetos absolutamente pasivos. Y como decía en mi post, esto suele convenir, en demasiadas ocasiones, tanto a los que mandan como a los que obedecen.
Tampoco diría yo que en una orquesta el violoncelista sea considerado «un inferior» y el director de orquesta «un superior». Ni en el futbol Beckam sea «menos» (ni siquiera gane menos) que el entrenador de su equipo.
En la Administración y en el ejército (creo que yo no he hecho la mili pero he visto muchas películas), se sobreentiende muchas veces que el «subalterno» es inferior al jefe (no sólo en sueldo, sino en capacidad y hasta si me apuras en dignidad).
Otra cosa que intentaba criticar es la excesiva profundidad de las cadenas de mando. No me imagino yo un equipo de futbol con un entrenador de delanteros, un entrenador de porteros y un entrenador de defensas, bajo el mando estos entrenadores, de un coordinador de entrenamientos, que junto a un jefe de estrategia, otro de analisis climático y otro de mantenimiento preventivo de lesiones, trabajaran a las ordenes de un jefe superior de preparación, etc….
Bueno…pues a veces en la administración tengo esa sensación 🙂
Morgana, no sé por qué te desdijiste, porque te cuento ¡sí es posible una orquesta sin director! Existen dos: Orpheus y Bandart y tocan como los dioses. Orpheus es más antigua e incluso ha sido objeto de estudio, precisamente por su estilo aplicable a la empresa. Aquí te mando los links.
http://www.orpheusnyc.com/
http://bandart.es/
Un link con la séptima de Beethoven
Ah.. Y recuerdo que en mi post empecé hablando de la toma de decisiones consensuadas en las milicias del POUM y de la CNT en Aragón, donde a pesar de la forma en que se tomaban las decisiones (como cuenta Orwell) había generales y había soldados rasos…
Supongo que cuando dices que el Director debe dimitir e ilustras el post con esa viñeta de Forges, no estarás mirando a nadie ;-).
Tenía un profesor que criticaba la idea de que lo importante era que el Director se rodeara de buenos técnicos. Él decía muy serio que «el Director tiene que saber de música». Alguno se piensa que con mover la batuta ya vale.
Morgana, estoy completamente de acuerdo contigo en que predomina la cultura del ordeno y mando en la Administración. De hecho, estoy de acuerdo en casi todo lo que dices.
Yo sí he hecho la mili, y si te digo la verdad no recuerdo haber sentido menosprecio hacia mi persona, aunque yo era soldado raso, tenía más titulación que muchos de mis jefes, y de algunas cosas (por ejemplo de topografía) sabía más que ellos, y siempre me trataron con respeto (¡incluso cuando me mandaron al calabozo 15 días!).
Esta claro que unos nos sentimos más cómodos que otros en un contexto autoritario. Pero la verdadera cuestión reside en que, según para que tareas, es más productivo el trabajo independiente, y para otras es necesario que esté más controlado.
Sabemos lo difícil que es encontrar buenos jefes, porque los buenos jefes son precisamente esos que saben cuando hay que imponer y cuando hay que dejar hacer. El desencanto que nos encontramos con frecuencia entre nuestros jefes es el que nos hace desconfiar y pensar que mejor ninguna jefatura.
Pero entonces no pasaríamos de ser una simple orquesta de cuerda. Para las grandes obras, algún tipo de jerarquía es necesaria.
Quizás hay alguna razón más para el bajo rendimiento de los jefes, y es la alta presión a la que están sometidos. Por eso se da la paradoja de que normalmente rinde mejor como jefe aquel que no quiere serlo. El otro se agarrará al cargo con uñas y dientes y adoptará una postura despótica y poco dialogante (la trampa del mono).
También estoy de acuerdo en lo que dices de la excesiva profundidad de la cadena. Para mí bastaría con tres niveles, como en la iglesia (papa, obispos y curas). Lo que pasa es que las promociones profesionales se realizan en base a la escalada en los niveles, lo cual es una perversión, creándose artificialmente niveles innecesarios para poder promocionar a la gente.
En fin, para concluir este post-Post, gracias por tu visita y por tus piropos. No tienes que disculparte por nada, tú también escribes muy bien; no sólo lo digo yo, es comúnmente reconocido.
No Iñaki, no miro a nadie: de hecho, mi estatus no alcanza la cercanía suficiente con ningún Director como para hacerme una opinión suficiente de él hasta el punto de que piense que deba dimitir 😦
Un Director siempre debe saber de la materia que dirige, aunque una de sus principales labores ha de ser rodearse de los músicos apropiados (hasta donde pueda!) para la obra que quiere interpretar. Ahí se diferencia del simple intérprete.
También se agradece tu visita Iñaki. Un abrazo.
Los Directores de Orquesta y de la Administración son comparables, siempre y cuándo, han sido contratados para dirigir a un grupo de músicos o de trabajo. El Director es la «estrella» (el estratega), los demás son buenos profesionales (los tácticos), pero siempre anónimos y además sustituibles. Es cruel, pero así es. Es simplemente un reparto de papeles, y cada uno debe realizar su rol lo mejor posible.
Por el contrario, el Director de un equipo de fútbol es el táctico y además el prescindible llegado el caso, no pequeña diferencia. Sólo hay que escuchar a nuestros maridos, para saber que las estrellas y los estrategas, son los futbolistas.
Las estructuras jerárquicas en las compañias privadas no difieren en nada a la Administración. He trabajado en algunas y el talento o la iniciativa propía, simplemente no están bien vistas. Hay un plan trazado desde la dirección, un presupuesto, un método; y cómo he escuchado alguna vez: «se te ha contratado para ejecutar un proyecto, no para pensar».
Morgana, comparto que la gente se sienta cómplice del proyecto e ilusionada. Dónde los miembros del equipo desarrollen sinergías que hagan optimizar el rendimiento del grupo…
Pero me temo, que para ese mundo feliz, hacen falta menos directores y más líderes.
Y para ser just@s, deberíamos de reconocer, que hay personas que tocan muy bien en la cantina de su barrio, pero que jamás podrían hacerlo en una gran orquesta. Simplemente porque no tienen la formación ni están capacitadas para ello, que de todo hay.
Buenas reflexiones, Paloma.
Hay muchas similitudes entre las Administraciones y las empresas. En ambas, una mala organización, una mala dirección o un mal funcionamiento dará origen a malos resultados.
La principal diferencia entre ambas es la vinculación entre los malos resultados y las reformas, destituciones o reacciones que sean necesarias para corregirlas.
E igualmente en el sentido positivo: raramente se recompensa o imita un éxito en las Administraciones, casi siempre se le trata de quitar mérito o relevancia.
Por supuesto la promoción profesional en las Administraciones va por otros caminos. Lo sé muy bien.
Paloma, se ve que te gusta poco el fútbol. Pero en el fútbol, como en la música, el éxito del entrenador es conseguir que el equipo gane A PESAR DE LAS ESTRELLAS QUE TIENE EL EQUIPO, y SIN QUITARLES PROTAGONISMO. Es curioso constatar que bastantes equipos han fracasado a pesar de tener grandes estrellas, precisamente porque el entrenador no ha sabido hacer funcionar el conjunto a pesar de las mismas.
Se vertieron ríos de tinta sobre la negativa de Luis a convocar a Raúl a la selección. Después de haber ganado el campeonato europeo, todas estas críticas se han acallado. Posiblemente Luis pensó que era más fácil gestionar el equipo sin Raúl, que con él, por el peso que tenía en el equipo. Y posiblemente acertó, contra la opinión y la presión de mucha gente. Hay que tenerlos bien puestos (y que me perdonen las féminas esta expresión machista, pero que refleja bien lo que quiero decir) para aguantar la presión y tirar p’alante.
Fíjate que en éste caso el Director era Luis Aragonés y el líder Raúl, y sin embargo la decisión del director de prescindir del líder fué acertada.
Y que conste que yo era de los que pensaba que Raúl debía ir a la selección.
¡Hay que ver las reacciones que despierta hablar de los jefes!
O de los subordinados Felix, o de los subordinados 🙂