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BYOD (Tráigase su propio dispositivo, señor empleado público)

BYODCon este título ha salido publicado en el último Boletic de la Asociación ASTIC el artículo que elaboré sobre el fenómeno BYOD.

Estamos ante unas nuevas siglas muy de moda, que reflejan los cambios que se están produciendo en el entorno laboral gracias a la tecnología. Este, como otros, entre los que se encuentra el teletrabajo, reflejan la tendencia hacia la progresiva difuminación entre los entornos profesional y personal, que afecta por igual a las empresas y a las organizaciones públicas.

Como quedó de manifiesto en el último ASLAN, en la mesa sobre movilidad y BYOD en las AAPP, se trata de una situación que existe, y ante la cual la peor política posible es la no-política, es decir, desconocerla o ignorarla, adoptando la postura del avestruz.

Se da, además, la circunstancia, de que nuestro país no sólo es líder en movilidad sino también en adopción de BYOD, según muestra el informe de OVUM encargado por Logicalis. Mientras en otros paises europeos, como por ejemplo Francia, prevalece la actitud del «trabaja para vivir», en España, quizás impulsados por la necesidad, tenemos que atenernos (los que podemos) al «vive para trabajar».

El fenómeno BYOD plantea grandes retos para las organizaciones públicas, ya que la zona difusa en la que se mueve no está ni mucho menos resuelta. A los problemas de seguridad del dispositivo y de la información que contiene, tenemos que agregar la indefinición sobre la propiedad del mismo, pues la legislación y jurisprudencia actual se apoyan en una clara presunción de la propiedad de los medios del trabajador por parte del empleador. Pero, ¿qué hacemos cuando ésto no es así?.

Las políticas de gestión del BYOD pueden ser muy variadas, desde las más estrictas basadas en el gobierno del terminal (y todo su contenido, ubicación, etc.) a aquellas que se limitan al control de la información y datos corporativos a los que pueden accederse desde el terminal.

Pero, además, es hora de empezar a plantearse otros aspectos, como el uso de las aplicaciones (Google Apps), y servicios (Redes sociales, FaceBook, Linkedin, Twitter,…) de acceso abierto en nubes públicas , y también de servicios de almacenamiento como los discos virtuales en la nube (DropBox, Google Drive, …) que los empleados públicos pueden y suelen utilizar, en ocasiones tanto para el uso particular como profesional. También para estas situaciones conviene desarrollar políticas, que además de consistentes con las funciones del empleado y los condicionantes legales, deben ser operativas para obtener el máximo provecho posible.

En fín, ante tantos cambios, hay tentaciones de resistirse, pero me viene al pelo una cita recuperada del blog de Enrique Dans, sobre la imposibilidad de detener el reloj del tiempo, que proviene de la recopilación de relatos cortos de Robert A. Heinlein, titulara “Historia del futuro – I“, de The past through tomorrow (1967)

“Es un sentimiento creciente entre algunos grupos de este país la noción de que cuando un hombre o una compañía han sacado un beneficio del público durante un cierto número de años, el gobierno y los tribunales tienen el deber de salvaguardar esos beneficios en el futuro, incluso frente a circunstancias de cambio y contra el interés público. Esta extraña doctrina no se halla apoyada por la Constitución ni por las leyes vigentes. Ni los individuos ni las corporaciones tienen el menor derecho de acudir a los tribunales y exigir que el reloj de la historia sea detenido, o retrasado, en beneficio particular suyo.”

Para los interesados, la versión original del artículo sobre BYOD: 2013_0304 Articulo BYOD para Boletic (PDF)

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La pantalla del Funcionario Electrónico

Comienzo aquí una serie de artículos dedicados al puesto de trabajo del funcionario electrónico. No pretendo ser, al menos en principio, tan elevado técnicamente como los artículos destinados a este asunto en el número 49 del BOLETIC, así que me voy a centrar inicialmente en cinco aspectos muy concretos, y pegados a la tierra, del puesto de trabajo:

  • La pantalla
  • El teclado
  • La impresora
  • El teléfono
  • Accesorios

Así que hoy iniciamos la serie hablando de la pantalla.

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Monitor LCD

La pantalla es un elemento esencial por varios motivos. Quizás el más importante es que pasamos delante de ella muchas horas. En mi caso, el 80% de mi tiempo de trabajo se desarrolla mirando ese dispositivo. No en vano, la pantalla es el elemento destinado a reemplazar el papel; toda inversión que hagamos en ella va destinada, por tanto, a evitar la deforestación del planeta.

Mi pantalla actual es un monitor LCD de 19 pulgadas. Me sorprendió cuando me dijeron que no me podian suministrar una más grande porque éste es el tamaño máximo que está homologado en el Catálogo del Servicio Central de Suministros. En mi casa tengo una de 22 pulgadas, que compré hace más de un año por algo más de doscientos euros. Ya conté, en un artículo anterior, mis dificultades absurdas para conseguir que me aumentasen el tamaño del monitor.

Creo que una pantalla del máximo tamaño disponible en cada momento debería instalarse en los puestos de trabajo de los funcionarios, con prioridad sobre los megaherzios del procesador o los gigabytes del disco. Al fin y al cabo, en la mayoría de los casos, el rendimiento de las CPU actuales, incluso de las más básicas, son suficientes para cualquier uso habitual del funcionario.

También creo que es muy interesante que las pantallas tengan algunas funcionalidades útiles, por ejemplo: un HUB USB, que facilite la conexión de memorias portátiles (de las que hablaremos en el artículo destinado a los Accesorios) o también el típico enchufe con una salida de auriculares y entrada de micrófono, para cuando se tenga que hace uso del audio sin molestar al compañero.

Alternativa, o complementariamente a la pantalla grande, todos los ordenadores actuales permiten conectar varias pantallas a la vez. En algunos casos, esta alternativa es mejor que una sola pantalla. Por ejemplo, cuando hay que hacer uso de aplicaciones heredadas (de antes del 2000), a la vez que las modernas aplicaciones, suele ser mejor ejecutar estas antiguas en una pantalla auxiliar. Con frecuencia estas aplicaciones son de resolución fija y se ver mejor en una pantalla adaptada a la resolución de la aplicación concreta. El uso de dos pantallas en el mismo ordenador es mejor que dos ordenadores independientes para el mismo usuario, pues permite, además, la funcionalidad de copiar y pegar entre aplicaciones.

Para concluir este pequeño artículo sobre las pantallas, una pequeña búsqueda en Google nos ofrece interesantes artículos sobre el tema; por ejemplo, cómo Cuidar la vista delante del ordenador, situando las pantallas adecuadamente frente a las ventanas o posicionándola correctamente en la mesa y frente a la vista. O la propuesta de Microsoft Surface, una gran pantalla táctil con forma de mesa. En el lado opuesto, esta invención del MIT: la pantalla es cualquier cosa que haya delante de mí.