Comienzo aquí una serie de artículos dedicados al puesto de trabajo del funcionario electrónico. No pretendo ser, al menos en principio, tan elevado técnicamente como los artículos destinados a este asunto en el número 49 del BOLETIC, así que me voy a centrar inicialmente en cinco aspectos muy concretos, y pegados a la tierra, del puesto de trabajo:
- La pantalla
- El teclado
- La impresora
- El teléfono
- Accesorios
Así que hoy iniciamos la serie hablando de la pantalla.

La pantalla es un elemento esencial por varios motivos. Quizás el más importante es que pasamos delante de ella muchas horas. En mi caso, el 80% de mi tiempo de trabajo se desarrolla mirando ese dispositivo. No en vano, la pantalla es el elemento destinado a reemplazar el papel; toda inversión que hagamos en ella va destinada, por tanto, a evitar la deforestación del planeta.
Mi pantalla actual es un monitor LCD de 19 pulgadas. Me sorprendió cuando me dijeron que no me podian suministrar una más grande porque éste es el tamaño máximo que está homologado en el Catálogo del Servicio Central de Suministros. En mi casa tengo una de 22 pulgadas, que compré hace más de un año por algo más de doscientos euros. Ya conté, en un artículo anterior, mis dificultades absurdas para conseguir que me aumentasen el tamaño del monitor.
Creo que una pantalla del máximo tamaño disponible en cada momento debería instalarse en los puestos de trabajo de los funcionarios, con prioridad sobre los megaherzios del procesador o los gigabytes del disco. Al fin y al cabo, en la mayoría de los casos, el rendimiento de las CPU actuales, incluso de las más básicas, son suficientes para cualquier uso habitual del funcionario.
También creo que es muy interesante que las pantallas tengan algunas funcionalidades útiles, por ejemplo: un HUB USB, que facilite la conexión de memorias portátiles (de las que hablaremos en el artículo destinado a los Accesorios) o también el típico enchufe con una salida de auriculares y entrada de micrófono, para cuando se tenga que hace uso del audio sin molestar al compañero.
Alternativa, o complementariamente a la pantalla grande, todos los ordenadores actuales permiten conectar varias pantallas a la vez. En algunos casos, esta alternativa es mejor que una sola pantalla. Por ejemplo, cuando hay que hacer uso de aplicaciones heredadas (de antes del 2000), a la vez que las modernas aplicaciones, suele ser mejor ejecutar estas antiguas en una pantalla auxiliar. Con frecuencia estas aplicaciones son de resolución fija y se ver mejor en una pantalla adaptada a la resolución de la aplicación concreta. El uso de dos pantallas en el mismo ordenador es mejor que dos ordenadores independientes para el mismo usuario, pues permite, además, la funcionalidad de copiar y pegar entre aplicaciones.
Para concluir este pequeño artículo sobre las pantallas, una pequeña búsqueda en Google nos ofrece interesantes artículos sobre el tema; por ejemplo, cómo Cuidar la vista delante del ordenador, situando las pantallas adecuadamente frente a las ventanas o posicionándola correctamente en la mesa y frente a la vista. O la propuesta de Microsoft Surface, una gran pantalla táctil con forma de mesa. En el lado opuesto, esta invención del MIT: la pantalla es cualquier cosa que haya delante de mí.
2 respuestas a «La pantalla del Funcionario Electrónico»
Al loro con las nuevas adquisiciones; empezamos a ver pantallas 16:9 (panorámicas) en puestos de trabajo de funcionarios…
Esas pantallas pueden estar indicadas para ver películas, pero nosotros nos pasamos la vida con ‘documentos’ (word, pdf, legislación, boletines…) ¿no es mejor un formato vertical? En particular, dispongo de un DELL de 17″ que permite disponerlo verticalmente (lo cual es una delicia para escribir en Word), y no pienso cambiarlo por esas novedades absurdas…
Buen apunte, Antonio. Supongo que sabes que la razón por la que las películas se hacen en formato panorámico es porque es la forma en que se aprovecha el campo visual humano, más ancho que alto.
Es verdad que el «folio de toda la vida» se pone verticalmente, pero normalmente se encuaderna en carpetas, libros… con lo que se acaba por tener un formato apaisado.
Así que las pantallas 16:9 se adaptan a la forma en que vemos.
Ahora lo que hay que conseguir es que las nuevas aplicaciones ofimáticas las aprovechen.
Se me ocurren dos formas:
– Poniendo dos páginas, una al lado de la otra, en pantalla (creo que Office 2007 ya lo hace así por defecto, igual que Acrobat 9.0)
– Situando los menús y otras herramientas a un lado, en lugar de arriba.