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¿Existe el Comercio Electrónico?

A principios de la década pasada (junio de 2001), un conocido Director General para el Desarrollo de la Sociedad de la Información, abría la VII Conferencia Internacional Computerworld con estas palabras:

 «Como primera aproximación al concepto e-organización me gustaría insistir en la paradoja de si realmente existe el e-business o solamente el business, y la e no es más que un nuevo modo de hacer lo de siempre«

Es decir, que realmente no existen los coches, las bicicletas, los camiones ni los autobuses, sólo existe el movimiento. El hecho de que para hacer ese movimiento se usen ruedas no es más que un nuevo modo de hacer lo de siempre: ir de un sitio a otro.

Y sigue:

«Poner la e delante de todo, puede incitar a pensar que hay dos mundos y realmente no es así«….»las e-organizaciones son las organizaciones de siempre que ahora incorporan nuevos procesos derivados del uso de la Red”….“lo realmente crucial estriba en la calidad de los servicios que ofrece y en la satisfacción que genera en los usuarios, y no en la ´E´»

Es una forma de pensar que no sería de extrañar en una persona ajena a la tecnología, pero chocaba bastante en un recien nombrado para un cargo que tenía la misión de desarrollar la sociedad de la información en España. En la excepción que se realizó para habilitar su nombramiento, se mencionaban «las especiales características de las funciones a desempeñar por el titular de la citada Dirección General, que corresponden a ámbitos tecnológicos especialmente avanzados y complejos» y de este modo se habilitaba el nombramiento de un no-funcionario para el cargo.

Es verdad que era el año 2001, y que entonces veníamos del pinchazo de la burbuja tecnológica. Valga esto como atenuante. Pero, desgraciadamente, ese reduccionismo de la tecnología a una mera cuestión instrumental sin mayor trascendencia no cesa: según refleja Andrés Nin en su Blog ¿Existe la “Administración Electrónica”?, en la intervención de ayer, dos de marzo,  de la Vicepresidenta Primera en el Congreso relativo a las prioridades en Materia de Función Pública, se acaba limitando todas las iniciativas en materia de eAdministración a una mera cuestión de formación de los funcionarios (y cito, nuevamente, pero ahora a la Vicepresidenta):

«Soy muy consciente, sin embargo, de que el éxito de la administración electrónica no se medirá, y así debe ser, por la modernización de estructuras e infraestructuras, sino por el uso que de ellas hagan los ciudadanos. Ciudadanos, como debe ser, cada día más exigentes.

Y para responder a sus demandas, a las demandas de una sociedad y una economía basadas en la información y el conocimiento, necesitamos un cuerpo de funcionarios con la capacitación adecuada.

Y para lograr este objetivo la formación es una pieza clave.»

Es decir, y traduzco el argumento, para que tenga éxito la Administración Electrónica, basta con que los funcionarios estudien tecnología (mejor dicho, Administración Electrónica). Seguiremos haciendo las mismas cosas, pero ahora sabremos cómo funcionan por dentro.

Una vez más, la reducción del papel de las TI en las iniciativas de modernización y mejora de los servicios de las Administraciones Públicas (con los ahorros que ello puede suponer), así como la creación de nuevos servicios, a  meras cuestiones accesorias o instrumentales parece indicar las carencias en la materia, precisamente, de aquellos que han elaborado el discurso.

Llevamos más de  una década diciendo, desde dentro y desde fuera, que el verdadero beneficio de las Tecnologías de la Información solo se obtiene si se aprovecha su poder transformador. Que no es hacer las mismas cosas por otros medios. Que es hacer las cosas de una forma diferente. Que es hacer nuevas cosas.

Si volvemos al símil del transporte, el desarrollo de la navegación marítima, de la locomotora de vapor, del motor de explosión y de los vehiculos motorizados con ruedas han transformado el mundo, tal y como lo conocemos. Por lo tanto, no es que sigamos yendo de un sitio para otro, es que vamos a sitios que no podríamos ir, o no lo haríamos con la frecuencia y con la comodidad con la que lo hacemos, gracias a la tecnología del transporte.

La Tecnología, como las Crisis, son grandes motores del cambio. Ignorar este hecho, o aplazarlo negándolo o minimizándolo, es tomar todas las papeletas para que resultes arrollado por sus consecuencias.

Como todos sabemos: cuando hay cambios, o eres tú el que cambia, o eres tú el cambiado.

Por Felix Serrano

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11 respuestas a «¿Existe el Comercio Electrónico?»

Ummm…. Menudo hueso duro de roer. Ya hablaba la ley 11/2007 de redefinir y rediseñar los procesos de la organización.
Lo peliagudo de esto, es que las Administraciones Públicas son principalmente prestadoras de servicios, no de productos, los cuales si permiten un enfoque mas orientado a procesos.
De redefinir y rediseñar un proceso, a redefinir y rediseñar un servicio va un trecho importante en mi humilde opinión, es mucho más complejo y completo.

Ello requiere un compromiso, una visión, un liderazgo, tiempo, capacitación, inspiración, transpiración y tolerancia a la frustración.

El problema es que una cosa es el liderazgo político para dirigir un país, y otra es el liderazgo organizacional, es decir, para gestionar una organización.

El conflicto emerge cuando estas fronteras no se respetan, más aún si consideramos el enfoque cortoplacista de muchos liderazgos politicos hoy día.

No obstante, quizá si se orienten en esa dirección muchas reflexiones y propósitos (soy un optimista incombustible). Ya se habló ayer por la tarde en el congreso (lo seguí por internet, ¿e-media?, jejejejejeje). La conclusión era unánime a lo largo del arco parlamentario: faltan funcionarios profesionales, de carrera, y sobran políticos profesionales metidos a marquesitos de una parcela administrativa (aunque sea creada ex-profeso y con calzador). Quizá eso conecte con lo que comentabas en la apertura de tu post acerca de ese recien nombrado, «por lo especialmente complejo y avanzado de su misión», Director Gral. de la Sociedad de la Información.

La cuestión planteada en este post, nos lleva a otra cuestión, ya que hablo de liderazgo organizacional, y es el papel del directivo público, que sigue sin regularse porque habría que dotarlo de asepsia política para que las instituciones publicas no se viesen acusadas de instrumentación política y de no centrarse en su «core competence»: prestar y administrar servicios públicos asegurando su calidad y garantizando su acceso (el como), aunque se suponga un alineamiento con las estrategias trazadas por cada gobierno (el qué).

Webwer muchas gracias por tu extenso y profundo comentario.

En mi visión de la Administración (al menos de la AGE que es lo que conozco) la simplifico separandola en tres capas, que son, de arriba a abajo:

– Capa política
– Capa directiva
– PF (puros funcionarios)

La que está en el núcleo de la cuestión es precisamente la capa intermedia o directiva.

¿Hasta qué punto debe infiltrarse la capa política en la capa directiva?

Solo diré que, para el funcionario, el funcionario aporta estabilidad y en cambio el político cortoplacismo. Pero para el político, el funcionario aporta inercia y el político dinamismo. Así que siempre habrá argumentos de ataque y defensa al uso.

Sin embargo, desde mi punto de vista, los profesionales de alto nivel de la Administración suelen estar mejor preparados que los políticos que acaban siendo designados para esas mismas funciones. Por ese motivo reclamo una mayor profesionalización de la capa directiva de las Administraciones.

Si se hiciese, esa tendencia tendría numerosos efectos beneficiosos para la sociedad, que es de lo que se trata.

Ya sé que es una generalización, y que estoy en uno de los lados en disputa, por lo que no pretendo que mi opinión sea completamente objetiva. Pero esa es la naturaleza de las opiniones.

Andrés, la evolución del funcionamiento de las Administraciones es inevitable, pero como he dicho al respecto de los cambios, uno puede liderarlos o ser arrastrado por ellos. A mi me gusta liderarlos, mas que nada porque se pasa muy mal cuando te arrastran.

Al final, la sociedad está evolucionando muy deprisa, y me gustaría pensar que las AAPP podemos estar en el pelotón de cabeza y no en el de los rezagados.

Por ponerlo en tus palabras, si lideramos el cambio, será un cambio evolutivo. Si somos arrastrados por el cambio, probablemente acabe siendo disruptivo.

Maestro, tu teoría del cambio tiene un «pequeño» problema. Los funcionarios desgraciadamente no podemos ser quién decida cuando se realiza nuestro cambio, hay otros que lo hacen por nosotros. Mi frase final es porque empiezo a tener la duda de si están a tiempo de que el cambio de las AAPP sea incremental o si por lo contrario estamos ya encaminados a la disrupción.

Querido padawan, el cambio somos nosotros, tu y yo y todos los que conversamos aquí, y en todas partes donde se conversa en la red, somos parte del tsunami. No está fuera, no es una decisión de otros. El cambio somos nosotros.

Discrepo, maestro jedi. Nosotros podemos ser más o menos proclives a un cambio y podemos generar a nuestro alrededor actitudes a favor del cambio con nuestra propia actitud. Sin embargo, generalizar el cambio está fuera del alcance de nuestro mano. La extensión de una cultura en toda una organización sólo es posible si se tiene el apoyo de los máximos responsables. Y los máximos responsables no somos los funcionarios.

Genial este artículo, Félix. En fin, últimamente estoy un poco decepcionada con todo este mundillo que gira al rededor de la «e». Ahora es lo que se lleva, lo que queda bien y lo que está de moda. Por desgracia, y según mi experiencia diaria y personal, queda mucho para conseguir una Administración que funcione mejor o que, al menos, funcione con más agilidad. Tanto los funcionarios como los políticos estamos preocupados por mantener ciertas formas de trabajar que permitan que cada uno de los grupos mantenga su estatus. El cambio nos asusta a todos.

Mucho hablamos de la e-Administración, la e-participación, el e-government, pero ¿en cuantas Administraciones públicas existen de verdad y resultan efectivas?

Muchas gracias Rosa, ¡qué piropo!. Hoy precisamente me he acordado de tí. Pronto sabrás porqué…

En efecto, la «e» sólo es un medio, aunque un medio muy poderoso. De no tener tecnología, hemos pasado a enfocar la tecnología como el fin. Ambos extremos son malos.

Muy acertada tu reflexión, que comparto, sobre el estatus.

Sobre el impacto de la tecnología en la forma de hacer las cosas y el impacto que eso va a suponer, no me cabe ninguna duda. Basta mirar con perspectiva, diez o veinte años atrás.

Nos esperan tiempos procelosos. El tiempo pasado no volverá, por mucha añoranza que suponga para algunos.

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