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Organización y TIC

¿Cómo puede revertirse la entropía del universo?

La última pregunta se formuló por primera vez, medio en broma, el 21 de mayo de
2061, en momentos en que la humanidad (también por primera vez) se bañó en
luz.

Isaac Asimov. La última pregunta.

En este delicioso cuento corto de Isaac Asimov plantea la que supuestamente sería la última pregunta del universo, ya que, según la teoría termodinámica, la cantidad de entropía total en el universo siempre aumenta, y por lo tanto el destino final del universo es la desaparición de cualquier forma de energía útil, y por lo tanto, su extinción.

Pero no vamos a adelantar, aún, la respuesta a esta pregunta, puesto que el motivo  de este artículo no es hablar de respuestas, sino, precisamente, de las preguntas.

Juzga más al hombre por sus preguntas que por sus respuestas. Voltaire.

El «white paper» What are Key Performance Questions?, del Advanced Performance Institute, trata de un elemento clave en la implantación de la estrategia de las organizaciones, que se encuentra entre la estrategia de alto nivel y la generación de indicadores (KPI) para medir la ejecución de esa estrategia: las Preguntas Claves (KPQ – Key Performance Questions).

Es bastante frecuente en las organizaciones que nos encontremos con, a veces, numerosos indicadores y cifras que pretenden reflejar nuestra actividad o la de los servicios que prestamos. Pero también con frecuencia, no está muy claro que esa superabundancia de cifras tenga algún significado útil.

Muchas veces no se mide lo que se necesita medir, sino lo que es fácil medir. Otras veces se obtienen cifras globales y genéricas, que cuesta mucho relacionar con la efectividad de nuestro funcionamiento, y sobre todo de nuestro propósito o misión como organización.

Como consecuencia, tenemos mucha información, pero no resulta útil para analizar si lo estamos haciendo bien y tampoco qué podemos hacer para mejorar. Esto crea un trabajo extra de recogida de información que se percibe como una carga más que como una ayuda, y también produce desconcierto tanto en el que genera información como en el que la recibe.

¿Porqué pasa todo ésto?. Porque buscamos las respuestas sin haber buscado antes las preguntas correctas. En muchas ocasiones, es incómodo hacer preguntas. Resulta incómodo que nos interroguen sobre aspectos de nuestro trabajo. Pensamos que se nos está sometiendo a un escrutinio porque se desconfía de nosotros.

Sin embargo, la esencia del progreso, así reconocido en el método científico, es la elaboración de preguntas. El documento antes mencionado afirma:

«Las preguntas tienen un impacto físico, mental y emocional en nosotros como seres humanos. Una vez que alguien nos ha hecho una pregunta, desencadena un mecanismo de búsqueda en nuestro cerebro. Este es el comienzo de un proceso de reflexión y pensamiento que constituye el inicio del aprendizaje.»

El documento del Advanced Performance Institute hace luego unas propuestas de cómo deben ser las Preguntas Claves (KPQ):

  • las Preguntas Claves tienen que estar enlazadas con la estrategia de la organización
  • hay que involucrar a la gente implicada en el diseño de las Preguntas Claves
  • las Preguntas Claves tienen que ser abiertas (no cerradas)
  • las Preguntas Claves tienen que enfocarse en el presente y en el futuro (no en el pasado)
  • las Preguntas Claves deben ser cortas y claras
  • las Preguntas Claves  se refinan con el uso

Así podemos ver si «La última pregunta» de Asimov cumple todos estos requisitos:

  • La (posible) reversión de la entropía esta claramente relacionada con el destino del universo.
  • La pregunta la plantean los humanos, los cuales están claramente implicados (suponemos).
  • La pregunta es abierta: no dice si es posible sino cómo podría hacerse.
  • Se dirige al futuro
  • Es corta y clara
  • Si leéis el cuento de Asimov, veréis cómo se va planteando una y otra vez, mejorando con el uso.

Estas reflexiones se pueden aplicar no sólo al proceso de diseño y ejecución estratégico, sino a cosas más humildes como cualquier proyecto informático. En un proyecto informático típico, tenemos cuatro fases principales:

  1. Definición (diseño)
  2. Construcción (desarrollo)
  3. Transición (pruebas, validación, entrega)
  4. Operación (explotación)

Las fases más difíciles son, sin duda alguna, la primera y la tercera, porque es donde se hacen las preguntas: «¿qué es lo que queremos hacer?» y «¿hemos hecho lo que queríamos?«, pero también son las más importantes, pues son las que mayor impacto tienen en el producto o servicio final: Si el producto es realmente lo que necesitamos, y si funciona realmente como necesitamos que funcione.

Por todo ello, es en estas dos fases más críticas donde se necesita gente más preparada y conocedora tanto del negocio como de la tecnología.

Desgraciadamente, son justo estas dos fases donde menos recursos se suele destinar. En la fase de definición, muchas veces se concluye con unas especificaciones cuando menos vagas y «volubles». En la fase de pruebas, incluso aunque esté correctamente planificada, es frecuente que sea víctima de un «salto» producido por el retraso de las actividades de construcción y la presión del negocio para la entrega del producto en las fechas acordadas.

Estos son problemas tan frecuentes que se han creado las denominadas metodologías ágiles que precisamente abordan el problema de las difíciles preguntas (y respuestas) en diseño y pruebas mediante un método iterativo de «ensayo y error».

En general, la provisión de servicios TI será siempre un proceso iterativo, pues no sólo hay que refinar los servicios para mejorar la eficacia y eficiencia, sino que el escenario que genera la demanda del servicio es continuamente cambiante y por lo tanto es preciso una adaptación constante a las demandas y al entorno:

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Pero la mejora contínua, recordémoslo, no es posible si no nos hacemos, una y otra vez, las preguntas clave adecuadas.

Para acabar, volvamos a la famosa pregunta:

¿Cómo puede revertirse la entropía del universo?

Sólo diré, sin ánimo de destripar el cuento, que la pregunta se la hacen a Multivac, la mente mecánica super- evolucionada, y que, hasta la respuesta final, siempre responde lo siguiente:

DATOS INSUFICIENTES PARA RESPUESTA ESCLARECEDORA

Si no fuera una máquina, diríamos que está intentando escurrir el bulto. Pero claro, ya sabemos que las máquinas (por lo menos tal como se veían en 1959) son excesivamente literales. Carecen de ambiguedades y de sutilezas.

Aún así, finalmente encuentra la respuesta, y todo lo que puedo contar es que la respuesta a la última pregunta es la primera de las respuestas. Para el que quiera saber más que se lea el cuento.

Sin embargo, esto es lo que respondería Multivac. Pero yo me atrevo a hacer un par de elucubraciones diferentes, una bastante pesimista, y la otra un poco mas optimista:

  • Por su propia naturaleza, la entropía es irreversible. Por lo tanto, cualquier intento por alterar cualquier cosa, incluido el curso de la entropía, generará más entropía, y por lo tanto sólo conseguirá acelerar el fin del universo.
  • El universo no sólo se compone de materia y energía, sino de materia, energía e información. En el microcosmos (nivel atómico) y en el macrocosmos (galaxias), la relevancia de la informacion frente a las otras dos es infimo, pero en el mesocosmos, donde se desarrolla la vida, es al contrario. Así que la vida puede llegar a revertir finalmente la entropía mediante el dominio de la información. Tal como dice N N Taleb, podemos llegar a ser «antifrágiles».

En otras palabras, ¿no estamos, tu y yo, querido lector, luchando contra la entropía del universo constantemente?. ¿No es eso la esencia de la vida?.

Por Felix Serrano

Podéis ver mi perfil en LinkedIn:

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2 respuestas a «¿Cómo puede revertirse la entropía del universo?»

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