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Moralejas administrativas: la historia de Kung Chang

Kung Chang llamó a su jefe y le dijo:

– ‘Jefe, hoy yo no tlabajal, yo estal enfelmo. Duele cabeza, duele panza, duele pielna, no voy tlabajo’.

El Jefe le responde:

– ‘Kung Chang, realmente hoy te necesito en el trabajo. Cuando me siento así de mal, le pido a mi esposa que tengamos sexo. Eso me hace sentir mucho mejor y puedo ir a trabajar. Deberías probar, te hará muy bien’.

Dos horas después, Kung Chang vuelve a llamar a su Jefe y le dice:

– ‘¡Jefe, no sabel qué decil! Glacias pol consejo, ya sentilme mucho mejol, enseguida yo il tlabajo. Felicito mucho, muy linda su casa, muy glande su cualto y muy buena su esposa’.

Moraleja administrativa:

‘La comunicación debe ser clara. Sea explícito cuando hable con sus colaboradores’.

UPDATE (22-oct): Pilar Jericó, ayer, al alimón, publicó un interesante artículo sobre la comunicación: Escalera de inferencia o cómo surgen los malos entendidos. Si aplicamos la teoría de este artículo al caso del Jefe, pensaría: El chino este siempre busca una excusa para no trabajar. Encima, me jode (bueno, a mi mujer). No tengo más remedio que despedirle y que se joda él.

Cuando ni se le ocurre pensar que quizás el problema es que él no se explicó con suficiente claridad. Y por supuesto, ni se le ocurre preguntar porqué el chino hizo esa interpretación. Quizás, en su país, compartir esposas es algo de lo más normal.

Por Felix Serrano

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6 respuestas a «Moralejas administrativas: la historia de Kung Chang»

Ja, ja… buenísimo.

Pero el malentendido benefició al empleado Kung Chang ¿o no? Lo que quiere decir que una mala comunicación también puede beneficiar a alguno de los interlocutores y por ello llegar a ser provocada por aquél que cree que puede salir bien parado.

Es que, todo depende ….. amigo Félix

Muy agudo, Rosa, si señor.

Lo que pasa en esta historia es que se supone que el que emite el mensaje (el jefe) consigue su propósito, pero con efectos colaterales indeseados.

O quizás no… a lo mejor la esposa quedó realmente satisfecha y ese día tuvieron una apacible velada, el jefe y su mujer 😉

Efectivamente, todo depende, Rosa.

Ni de coña, vamos. No sé los chinos que conoceis vosotros, pero los que pululan por mi barrio y que regentan y habitan tiendas de esas que venden de todo, desde comida hasta tangas, son más listos que el hambre. En 2 días se manejan con los Euros mejor que yo, en 1 mes en nuestro país hablan castellano casi perfectamente, en 1 año se han multiplicado por 4… eso sí, sin decir ni «mu», porque son la hostia de discretos…. Así que, basándome en todo esto, estoy por jugarme el cuello a que el chino de la historia entendió perfectamente a la primera, pero que si la coyuntura le permitía cepillarse de paso a la mujer del jefe…. pues no problem…. Otra cosa no serán, pero resignados y sacrificados, los que más…

Un saludo
Dalila

UUUUUMMMM
Todos los comentarios van ligados al supuesto malentendido con la mujer del jefe pero en realidad lo que hay que destacar es:
– que el jefe consiguió su objetivo
– que lo recomendado por el jefe funcionó (no especificó mujer)
– que la motiviación es importante para que el trabajador haga un buen trabajo y no tienda al escaqueo.
– que despiderle por ello es mezclar los asuntos personales con los laborales y por tanto Kung Chang le puede denunciar por despido improcedente.
– el jefe tendrá que decidir qué motivación propone.

En definitiva lo menos importante es que Kung entendiera o no.

Interesantes aportaciones. Y todas tenéis razón. Resulta curioso cuando menos constatar que ningun varón se atrevió a aportar su punto de vista.

Pero el caso que cuento es bastante más frecuente de lo que parece. La escasa claridad al transmitir ordenes o instrucciones o como querais llamarlo puede producir que tanto la forma como el resultado no sean lo que el jefe esperaba.

Por ello hay que hacer al menos dos cosas:

– El jefe: pregutar al «chino» si ha entendido bien. Hacer que repita las instrucciones.

– El «chino»: Si el jefe no pregunta, reformular: «entonces lo que quieres que haga es….»

En este caso parece que el chino no estaría interesado en aclarar el mensaje pues podría obtener ventaja. De modo que sería el jefe quien debería haber insistido.

De todos modos, como dice Montaña, el jefe consiguió su objetivo, de modo que realmente la mala comunicación hizo que las cosas funcionasen. Por lo tanto, lo que debería hacer es felicitar al chino y luego ir a pegarse coscorrones en su despacho por torpe.

¿mala comunicación? ¿por qué mala? !!la mala es la interpretación!!. en la comunicacion, como todos sabemos, intervienen dos códigos el del receptor y el del emisor. No me refiero a códigos como formatos de comunicación sino a códigos culturales y éticos.

Por ejemplo cuando yo tenía 17 años me sentaba a menudo en el ultimo banco de la iglesia del colegio con mis amigas. Un dia tonto nos dio por reirnos con lo que el cura muy enfadado dijo «el ultimo banco a la calle»
Y asi fue … cogimos entre todas el banco y lo sacamos por la puerta.

El cura tenía un código cultural y nosotros uno literal. En este caso el objetivo también se cumplió. No hubo malos entendidos.

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