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El camino hacia IPv6 (II): Un mundo feliz

En la anterior entrega de esta serie, vimos cómo el protocolo de Internet IPV4 ha servido con razonable eficacia las necesidades de la red desde su origen, pero, debido al crecimiento exponencial del tamaño de la red, está alcanzando rápidamente los límites operativos de funcionamiento para los que fué diseñado, en particular por el rango de direcciones únicas disponibles (256 elevado a 4, unos 4 mil millones de direcciones) y por la dificultad de su gestión eficaz.

También vimos cómo las alternativas existentes para superar el límite impuesto por de ese rango de direcciones de IPV4, basadas en la técnica denominada NAT, son una mala solución, pues a la larga crean más problemas de los que resuelven.

En tercer lugar, vimos cómo la asignación de direcciones de los rangos reservados, usada para la definición del Plan de Direccionamiento e Interconexión de Redes de Area Local de la Administración,  junto con su carácter fuertemente jerárquico, han conducido a un panorama de inseguridad, confusión e ineficacia que es preciso resolver.

Frente a estas dificultades, IPV6 aparece como el salvador, largo tiempo esperado. Estas son sus principales ventajas:

  • Se incrementan las direcciones disponibles, elevando a 4 las anteriores (256 elevado a 16,3.40282367 × 1038) unos 340 sextillones.
  • Configuración y reconfiguración IP sin servidor («plug and play»)
  • Mejores y más eficientes mecanismos para apoyo a la movilidad
  • Mejoras en la seguridad de las comunicaciones: encriptado y auntenticación a nivel IP
  • Simplificación y flexibilización del protocolo que lo hace más eficiente y adaptable.
La ventaja esencial del tremendo aumento de las direcciones disponibles es que todo dispositivo IP, sea del tipo que sea, tendrá su propia IP nativa. Esto, en palabras de Jordi Pallet,
«… permite restaurar uno de los principios basicos de Internet, la comunicacion extremo a extremo, y por tanto aplicaciones cliente-cliente (peer-to-peer), mas inteligentes, innovadoras, y por supuesto facilidad de configuracion, no tener que andar parametrizando el NAT o las aplicaciones, etc. Es decir, simplicidad para todo el mundo, menor coste de desarrollo de aplicaciones, menos tiempo de desarrollo, menos retardos, y sobre todo, posibilidad de ofrecer seguridad extremo a extremo
Otra notable ventaja de este enorme espacio de direccionamiento es que acelerará el desarrollo del «Internet de las cosas«. El Internet de las cosas, también llamado Internet de los Objetos (IO) por la UE transformará el mundo en que vivimos. En palabras del Comité Económico y Social Europeo,

… la IO conduce inevitablemente a una intelectualización del mundo tecnológico que nos rodea. Los objetos se vuelven «inteligentes» y en un determinado momento podrán aprehender sus propias posibilidades y propiedades y las de su entorno, adoptar decisiones de modo autónomo y actuar activamente para cumplir objetivos predeterminados o misiones asignadas. Cabe pensar que los objetos inteligentes estarán encondiciones de ejecutar las actividades más diversas y cumplir las tareas más variadas reaccionando en un momento dado a su entorno, es decir, adaptarse al entorno, modificar su configura­ción, reparar por sí mismos defectos propios e incluso decidir quién tenga acceso a ellos y cambiar de dueño.

En cuanto al soporte a la movilidad en IPV6, se consigue que cada dispositivo tenga una dirección IPV6 fija con independencia de su ubicación, y que pueda cambiar de lugar constantemente, incluido roaming, sin perder la conexión. También los dispositivos móviles pueden actuar como servidores en movimiento. Es por tanto una funcionalidad muy superior a la simple portabilidad que es lo que actualmente se puede conseguir con IPv4

En el caso de las AAPP, ya nos damos cuenta que la aplicación del protocolo IPV6 en sus redes y servicios permitirá poner orden en el galimatías actual, aplicando algunas de las recetas que sugeríamos en el anterior artículo. Pero para ello, obviamente, es preciso abordar cuanto antes una nueva redacción del documento Plan de Direccionamiento e Interconexión de Redes de Area Local de la Administración, que en realidad debería cambiar de nombre, pudiendo denominarse por ejemplo «Plan de direccionamiento e interoperabilidad IPV6 de las redes de la Administración«.

He eliminado intencionadamente el término «área local» pues creo que este plan debe cubrir todas las interconexiones, no sólo las internas o las de unos organismos con otros; también las que se refieren al mundo exterior.

Además, en este ámbito, las AAPP deben ser impulsores y líderes de la implantación de IPV6, no sólo por las ventajas y beneficios que les reportará sino por el efecto tractor de esta innovación en todos los ámbitos TI de la sociedad española.

Todo esto está muy bien, pero ¿cómo hacerlo?.

Hay que recorrer un largo camino hasta llegar a IPV6. Pero eso será tema de un artículo posterior.

Por Felix Serrano

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