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Metodologías Ágiles en las Administraciones Públicas

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Hace pocos días he recibido un curso de SCRUM. Se trata de una metodología (Román, mi profesor, prefiere llamarlo una cultura) adecuada para proyectos de desarrollo ágil, que se utiliza alternativamente al tradicional modelo en cascada.

En el modelo tradicional de desarrollo, se empieza por definir las especificaciones, luego se planifica, se construye, se prueba y finalmente se pone en explotación la aplicación o el servicio.

En cambio, en SCRUM,  todo este proceso se subdivide en una serie de ciclos (sprints en la jerga SCRUM) durante los cuales se van implantando alguna de las características. El proceso de definición, creación, entrega de características del producto se va refinando cíclicamente. Esta forma de trabajar tiene varias ventajas, entre las que cito:

  1. Se dispone mucho antes de los primeros resultados, aunque no sean todos ni definitivos, pero eso ayuda mucho en la posterior marcha del proyecto.
  2. Con frecuencia las especificaciones o requisitos no están claros cuando se arranca el proyecto, por lo que es fácil ir adaptando la marcha del proyecto mientras se van refinando mejor esos requisitos.
  3. También es mucho más fácil adaptar el proyecto a sucesos externos imprevistos (económicos, tecnológicos, políticos, etc.)
  4. Además, la forma de trabajo, en la que se comparte toda la información entre los participantes y se toman muchas decisiones por consenso entre ellos aumenta mucho la motivación y a la postre la productividad.

Incidentalmente, este enfoque tiene mucho que ver con el proceso de ensayo y error que, según la teoría de Nassim Nicholas Taleb, permite descubrir la convexidad de los procesos y aprovechar los cisnes negros positivos, es decir, los sistemas antifrágiles.

En un larguísimo artículo que publiqué hace algo más de dos meses, titulado La meta (de las unidades TIC de la Administración), y cómo alcanzarla, ya se abordaba una de las metodologías ágiles, o más bien marcos (frameworks) más utilizados, el Lean Development, o desarrollo magro, diseñada para minimizar los desperdicios en el proceso de fabricación, y hablaba de una hipotética aplicación a la optimización de las unidades TIC de la Administración.

En el caso de SCRUM, otra de las más metodologías comunmente usadas para el desarrollo ágil de software, lo interesante es que la optimización de los procesos se realiza de forma adaptativa, no solamente respecto al proceso de producción en sí, sino también en cuanto a la definición del producto y sus características, lo cual en muchas ocasiones puede llegar a ser verdaderamente complejo. La Guia de Scrum lo dice así:

SCRUM es un marco de trabajo dentro del cual las personas pueden afrontar complejos problemas adaptativos, a la vez que entregan productos del máximo valor posible de forma productiva y creativa.

Por otra parte, Scrum se fundamenta en la teoría empírica de control de procesos, o empirismo:

El empirismo asegura que el conocimiento procede de la experiencia y de tomar decisiones basándose en lo que se conoce. Scrum emplea una aproximación iterativa e incremental para optimizar la predictibilidad y controlar el riesgo. Tres pilares soportan toda implementación del control empírico de procesos: transparenciainspección y adaptación.

No voy a ahondar ya más en SCRUM. Sólo decir que el total de lo que he aprendido, y es bastante, me ha gustado mucho. Lo recomiendo a todos los que se interesan por formas alternativas de funcionar en proyectos que puedan mejorar los resultados, no sólo en los entregables del proyecto en sí,  sino también resultados indirectos como la satisfacción y motivación de los participantes, tanto si son cerdos como si son pollos.

El asunto de los pollos y los cerdos (véase el comic de inicio de este atículo) es bastante famoso en el marco SCRUM ya que se usa para definir los diferentes roles que se desempeñan: los usuarios, los jefes, y otros interesados (stakeholders) están involucrados, como los pollos, que forman parte del plato porque ponen los huevos;  los integrantes del equipo Scrum, incluido el propietario de producto y el maestro Scrum (Scrum Master) están comprometidos, como los cerdos, pues ponen algo más «íntimo» que los pollos, o sea se juegan mucho más, al estilo del Mercader de Venecia.

Resulta fácil pues hacer un ejercicio de aplicación de esta metáfora al caso del CIOAGE y la Agencia TIC (así como al resto de medidas de carácter netamente TIC) en el informe CORA: podemos ver que en estas medidas, la CORA está involucrada, pero los los TIC de la Administración estamos comprometidos.

En fin, ahí lo dejo. Quiero concluir sin embargo con un pequeño desafío: sería muy interesante hacer el ejercicio de aplicar SCRUM a las 217 medidas propuestas por CORA, e ir planificando y ejecutando dichas medidas según una metodología ágil.

¿Alguien se atreve?

Por Felix Serrano

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